Los estadounidenses han hablado alto y claro. Aunque a muchos nos cueste creerlo a este lado del Atlántico, los votantes de la primera potencia mundial han elegido al líder más parecido a un dictador que han tenido en sus casi 250 años de historia.
Un millonario misógino, xenófobo, narcisista, mentiroso compulsivo y delincuente convicto será a partir de enero el presidente más poderoso desde la declaración de independencia, el 4 de julio de 1776. Trump ejercerá el poder ejecutivo desde la Casa Blanca, mientras el Partido Republicano, en el que apenas quedan voces disidentes, tendrá casi con toda probabilidad el control de las dos cámaras del Congreso. En el Tribunal Supremo seguirá habiendo mayoría conservadora durante muchos años (el cargo es vitalicio), gracias en buena parte a los jueces nombrados por él durante su primer mandato. De este modo, el sistema de checks and balances, creado por los padres fundadores de la república para garantizar la separación de poderes y evitar que el mando de la nación estuviera en manos de una sola persona, está a punto de quedar en suspenso. EE UU entra en territorio desconocido.
Los motivos de la contundente victoria de Trump son múltiples. Algunos son relativamente fáciles de explicar; otros son intangibles y se adentran en el terreno de la psicología social. Al hacer un análisis apresurado, entre los primeros podemos citar los siguientes:
La economía. Un tema clásico en las........