Fotos de boda

Entre muebles arrumbados y kilos de ropa abatida sobre colchones y electrodomésticos, mueren los recuerdos. Las víctimas de la riada lloran las fotos que se ahogaron en ella. Los duelos van por etapas y se avivan cada vez que nos topamos con la ausencia de lo querido, por eso el hueco que deja en la pared la foto de los abuelos los mata de nuevo. El fango se ha llevado todo por delante, incluso esas imágenes que dan fe de lo vivido porque algunos recuerdos se sostienen gracias a una fotografía. La memoria de las familias, la de pueblos enteros, malograda en un abrir y cerrar de ojos.

He leído que en la Universitat de València recogen de los pueblos anegados los álbumes de fotos para restaurarlas y, aunque pueda aparecer una muestra de solidaridad prescindible, es importante para quienes perdieron móviles o no usan la nube. Colorear un blanco y negro enmohecido insufla aliento a las historias truncadas por la riada. Si miramos una foto antigua más allá de lo obvio, abstrayéndonos del........

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