El nuevo gobierno laborista de Keir Starmer llevaba apenas un mes en el poder cuando tuvo que afrontar su primera crisis: unos de los peores disturbios racistas en dos décadas en muchas ciudades del país, azuzados por la extrema derecha. El primer ministro anuló sus vacaciones para gestionar una oleada de violencia que incluía a personas gritando mensajes racistas y nazistas quemando o apuntando a mezquitas, bibliotecas y centros de atención y hoteles que atienden a inmigrantes.
Starmer no dudó en su respuesta, basándose en su amplia experiencia laboral antes de entrar en la política. De hecho, él fue el Director de la Fiscalía que lideró la respuesta del sistema judicial durante los disturbios del verano de 2011, cuando el conservador David Cameron estaba en Downing Street. De esos disturbios, Starmer sacó una conclusión: para........