Hace algunos años, tuve la ocasión de compartir caseta en la Feria de Libro de Madrid con Jorge Edwards. A la sazón, para aquellos que andan limitados en conocimiento de la literatura latinoamericana, era el escritor chileno vivo más prestigioso del momento. Hombre de ojos abreviados y de rostro añejo, acompañamos la firma de nuestros libros con una conversación plácida, entre la diplomacia y la escritura. Eran muchedumbre, o mansedumbre según se mire, los que pasaban ajenos a la presencia del Premio Cervantes, y, en cambio, se detenían en una caseta de la acera de enfrente, cerca del memorial de Ramón y Cajal en el Retiro. Allí firmaba........© 20 minutos