De política exterior: de Palestina a Argentina

La política exterior siempre se entendió entre nosotros como una política de Estado. Incluso la diplomacia económica tan bien encarnada por el rey Juan Carlos, nuestro mejor embajador, recogió en tiempos sus frutos. Ya en el ámbito iberoamericano, las cumbres presididas por el rey de España dieron forma a la Comunidad Iberoamérica de Naciones, que tan buen resultado ha producido. Nada es perfecto, pero esto ha funcionado.

En los tiempos que corren hemos pasado de considerar la política exterior como función de estado a utilizarla como señuelo de la interior, para justificar los problemas internos. Marruecos, Argelia, el reconocimiento a destiempo de Palestina o de lo que queda de ella y su consecuencias con las relaciones diplomáticas con Israel, la crisis forzada con Argentina... y todo ello por una política donde la ideología suplanta a la real politik, que diría el recordado Willy Brandt.

Como sugirió Lord Palmerston, en política exterior no hay amigos ni enemigos permanentes, sino solo intereses permanentes. La actual política exterior parece que no hace amigos y, por contra, se busca enemigos.

La política española........

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