Kenny, el mejor

El termo del agua caliente que hay en la cocina llevaba un tiempo goteando. Yo puse cazuelas y apliqué el sapientísimo 'método Rajoy', que consiste en no hacer nada y esperar a que las cosas se arreglen solas. No funcionó. Cuando las pausadas gotitas se convirtieron en un hilillo de agua que amenazaba con desbordar la palangana (las cazuelas ya no bastaban), llamé a José, mi casero. Me dijo: "Ahora mismo aviso al fontanero para que vaya a verlo. Se llama Ken".

Ken, o Kenny, se presentó en mi casa esa misma tarde. Admito que me sorprendió. Andará por los cuarenta años, quizá alguno más; tiene un fuerte acento que a mí me pareció inglés, y es negro. Nunca se me había ocurrido pensar que en España hubiese fontaneros negros, y perdonen que no diga afroeuropeo, afrodescendiente o 'afroloquesea', pero es que me incomodan esas tonterías lingüísticas impuestas por el puritanismo contemporáneo. Y además el color de la piel de Kenny no dejaba lugar a dudas: negro como un tizón. Y con una sonrisa optimista........

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