El presidente de Argentina, Javier Milei, no puede referirse a la mujer del presidente del Gobierno de España como lo ha hecho y debe disculparse por ello. No hay más. Milei debe pedir disculpas de igual modo que los ministros españoles que han insinuado que ingiere sustancias o que lo han pintado como el peor de los fascistas del orbe, también. No obliga la nobleza. Obliga la diplomacia.
Dicho esto, mejor ponerse las gafas de ver de lejos. La pelea........