La verdad es que cuesta horrores encontrar una buena noticia que llevarse a los ojos. Incluso una medio buena. Ya sé que el viejo aforismo periodístico nos recuerda que “good news is not news”; es decir, las buenas noticias no son noticia. Pero claro, convertir los medios de comunicación en un campo de batalla lleno de miserias o en un vertedero repleto de desdichas y corruptelas, fechorías y falsedades, no es lo que más entusiasma a un ser humano equilibrado y medio normal. Un ciudadano, con suficientes problemas personales, que lo único que pretende es enterarse un poco de cómo está el mundo para sentirse medio avisado y algo prevenido, pero no desea que le hundan en la miseria de que todo va fatal, de que aquí no hay quien viva con tanta indignidad y tanta anormalidad.
Lo peor de seguir por esa línea editorial de promover las malas noticias es que los propios medios de comunicación acabaran convenciendo a los lectores de que el mundo nunca ha estado tan mal como ahora y tan lleno de calamidades y problemas. Aunque personalmente creo que en un hipotético ranking mundial de noticias malas no debemos estar mucho peor que antes, lo que sucede es que a simple vista lo parece porque ahora abundan más medios de comunicación y se han unido a ello las redes sociales que antes no actuaban, y ahora no dejan escapar ni........