El drama está servido, la verdad llegará más tarde

El otro día, dándole vueltas a la noria de la política, me di cuenta de que esto que sufrimos en estos tiempos convulsos es algo más que una lucha estratégica entre la Justicia vilipendiada y unos presuntos delincuentes de guante blanco y manos largas. Unos intentan -aparentemente- apropiarse del dinero fácil que surge dentro del Estado; los otros, los jueces, quieren descubrir la verdad aunque les cueste sudor, lágrimas e insultos del propio Gobierno. Lo malo es que la lista de falsedades y mentiras piadosas o poco compasivas, que desorientan a cualquier español bienintencionado, aumenta cada día más sin que nadie se escandalice ni exija poner freno a tanto abuso ni a tanto dislate. Aquí estamos todos asistiendo una vez más a la gran ceremonia de la confusión. Es lo que pretende el Gobierno, marear la perdiz para que esta acabe agotada de tanto revuelo.

José Luis Ábalos, bien conocido por todos los ciudadanos, ha dado en televisión, en el Congreso y ante el juez de turno toda una serie de versiones que luego siempre se contradicen. Empezando por el caso Delcy Rodríguez, el famoso vuelo del que nadie ha dicho la verdad, y continuando por sus devaneos con Víctor de Aldama. Lo suyo, lo de Ábalos, podría llamarse como la vieja película de Steven Soderbergh: “Sexo, mentiras y cintas de video”, sin olvidar algunas........

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