No han sido los enemigos de Joe Biden sino sus aliados mediáticos los que han dictaminado, tras su debate televisivo del jueves pasado con Donald Trump, que no debe continuar con la campaña electoral para intentar ocupar el cargo de presidente durante otros cuatro años. Casi todos los que opinaron de este modo detestan sin tapujos a Trump, pero no pudieron rebatir las afirmaciones del aspirante republicano de que Biden es incapaz de gobernar. Incluso tuvo momentos muy visibles de confusión senil que duraron segundos pero que fueron evidentes y suficientes para dejar claro que las cosas sólo pueden ir a peor.
Biden, que tiene fama de ser un hombre con gran autocontrol, debe ahora enfrentarse a su principal decisión tras casi cuatro años en la presidencia. La respuesta es clara para todos, ¿pero lo será también para él? No se trata solamente de ganar unas nuevas elecciones, sino de gobernar otros cuatro años, y que el electorado sienta que será capaz de ello. Los analistas políticos, incluidos los de alma demócrata, tienen clara una sola idea: Joe Biden debe dimitir y no buscar la reelección. Sin embargo, el problema es doble. El actual presidente no puede volver a presentarse y su segunda en el cargo, Kamala Harris, no está valorada como una buena candidata presidenciable según las........