En verano con el calor, el mar y la piscina son los destinos más ansiados. Al mismo tiempo que se busca el refresco del agua, muchos también aspiran a lograr un color en la piel que favorezca más que el gris verdoso que se nos pone en la oficina. Volver a casa con un ligero bronceado no solo es una demostración que has estado de vacaciones, sino que además te han sentado bien.
Bronceados también están volviendo a España los miembros de nuestra delegación olímpica, no tanto por haber disfrutado del sol parisino sino por la cosecha de medallas que estamos consiguiendo. Los oros y platas sumados son menos que los bronces. Y de ese bronce quiero hablarles más que el de los rayos uva.
Es curioso (aunque sabio) que en los deportes olímpicos ser tercero sea una gran alegría. Perder es ganar. Conseguir la medalla de bronce es un triunfo, aun siendo la demostración palmaria de que no eres el número uno y en muchas disciplinas ni siquiera has hecho méritos para estar en la final. Lo bueno de los Juegos Olímpicos es que el reconocimiento al esfuerzo,........