Aunque resulta inadmisible, la propuesta, encabezada por Lula da Silva, de una repetición electoral en Venezuela tiene algo de positivo: supone una grieta en el dogmático bloque de la izquierda latinoamericana. Tan escandaloso resulta el fraude electoral de Maduro que ha obligado a desmarcarse de éste al propio Grupo de Puebla, creado en 2019 para trazar las líneas de esa misma izquierda, así como de la izquierda de la Europa meridional (no lo olvidemos), y en el que el presidente brasileño tiene un indudable peso. Lula intenta salvar la imagen propia, y la de ese movimiento que lleva la etiqueta de progresista, ante una patata caliente como es ese burdo pucherazo que no hay por donde cogerlo.
Es lo malo que tiene albergar a una lumbrera en tus filas ideológicas: que, antes o después, te acaba comprometiendo. Lula, que no encarna........