La pasada semana tuvo lugar la cumbre de la OTAN en Washington en la que se conmemoró el 75 aniversario de su fundación en esa misma capital el 4 de abril de 1949. Asistieron los jefes de estado y de gobierno de los actuales 32 miembros, siendo la primera vez para la recién incorporada Suecia. La declaración final suscrita por unanimidad es extensa —38 puntos y un compromiso anejo de ayuda a Ucrania— y contiene una serie de compromisos de calado y aventura un futuro complejo en el que se prevé que la tensión se incrementará.
Como viene siendo habitual desde el último concepto estratégico formulado en Madrid en el 2022, se considera a Rusia la mayor y más directa amenaza a la seguridad aliada; al terrorismo se le considera como la amenaza asimétrica más directa para la seguridad ciudadana y para la paz y seguridad internacionales.
En el comunicado se define el escenario mundial como de competencia estratégica en el que están presentes la inestabilidad y una serie de crisis recurrentes que constituyen una amenaza global. Conflictos como los de Oriente Medio y África que se dan en regiones frágiles e inestables son los que producen los fenómenos de desplazamientos forzados que, a su vez, favorecen la trata de personas y la inmigración irregular. Son “tormentas perfectas” que se van realimentando y ponen en jaque a estados incapaces de hacer frente por sí mismos a estas situaciones, y que devienen en fallidos al no poder garantizar la seguridad de sus habitantes. El salafismo yihadista, los conflictos interétnicos y la lucha por los recursos son los principales causantes de la tragedia que se vive en la franja saharo-sheliana y el áfrica subsahariana.
Al escenario anterior hay que añadir el conjunto de amenazas híbridas de carácter cibernético, espacial y de........