Las cifras "redondas" tienen la virtud de remarcar la importancia del transcurso del tiempo. En el caso de la guerra de Ucrania, 1.000 es un número que se entremezcla con decisiones y gestos que tienen una finalidad todavía difícil de interpretar.
El Gobierno de Biden, a dos meses de finalizar su mandato, ha autorizado a Ucrania a emplear los sistemas de Artillería ATACMS (misiles tácticos con un alcance de 300 km) sobre territorio ruso (óblast de Kursk) para batir a las unidades militares rusas y norcoreanas junto con las instalaciones al servicio de las mismas. Hay que entender, por tanto, que se autoriza a batir despliegues de medios y unidades, centros logísticos y zonas de reunión en territorio ruso con material estadounidense (Ucrania dispone de más elementos productores de fuego con alcance adecuado para atacar a Rusia). Simultáneamente, Francia y el Reino Unido han autorizado igualmente a Kiev a utilizar sus misiles de crucero SCALP/Storm Shadow con parecido alcance al sistema ATACMS. No lo habían hecho hasta ahora porque el empleo de esos sistemas requería la colaboración de Estados Unidos para el trazado de sus trayectorias (inteligencia de imágenes).
Las posibles interpretaciones de estas decisiones van desde el aviso a Corea del Norte -haciendo un ejercicio de escalada limitada de poder........