"Abro cuenta oficial en X. Gracias a los seguidores". Álvaro Pombo llega a X como aquel que entra en una discoteca cuando se encienden las luces blancas del techo y se ven todos los desconchones de las paredes.
Porque X, hasta en su nombre, se parece demasiado a un antro a altas horas de la madrugada. Con su moqueta chorreando restos de ambición desmedida. Con su gentes gritando fuera de sí para poder ser escuchadas. Aunque nadie esté escuchando demasiado a nadie.
Una discoteque en la que al principio todo el mundo se sentía que estaba a la moda y, ahora, en cambio, trata mejor a unos u otros, según los........