Mi amor a la lluvia otoñal es directamente proporcional al odio que siento por los paraguas. Me parecen un arma de destrucción masiva que necesitaría de un permiso de circulación para su manejo en calles llenas de gente. Es un despropósito, como algunos consideran que llevar un paraguas les confiere inmunidad absoluta y les proporciona un salvoconducto para hacer lo que les dé la gana.
Pero amigos, vivimos en comunidad y para ello sirven las normas e incluso el uso del paraguas tiene algunas, aunque la mayoría de nosotros se las salte a la torera. Así que por el bien de mi salud mental (un día voy a desafiar a un duelo a alguien con el paraguas equivocado) os voy a contar cómo ser mejores ciudadanos los días de lluvia.
Los paraguas de dos metros de diámetro no son una gran opción
Lo primero de todo, las dimensiones. A no ser que vayan a ir tres personas debajo de él o estés jugando al golf, los paraguas de dos metros de........