Más allá de la romantización de las tareas referentes al cuidado del hogar, existe una realidad y es que, en el corazón de cada uno, reside una fuerza invisible que sostiene la vida familiar, en cualquiera de sus extensiones, y esa fuerza la llevan las cuidadoras. Mujeres, en su mayoría, que dedican horas incontables al cuidado de niños, niñas, ancianos, ancianas, personas con discapacidad o alguna enfermedad. Un trabajo invisible, infravalorado y desgastante que, desde una perspectiva feminista, exige un cambio radical en la forma en que se reconoce, se protege y se remunera.
El artículo 88 de la Constitución de la República Bolivariana........