Colombia es el segundo país del mundo, después de Brasil, con mayor diversidad biológica y el primero en especies de aves. Por muchos motivos es un privilegio que se debe defender, cuidar y proteger ante las numerosas amenazas que ponen en peligro una de las ventajas comparativas más grandes del país, como lograr que sea una potencia en turismo ecológico o de naturaleza, objetivo fundamental para su desarrolllo sostenible en lo económico, social y ambiental, desde luego con seguridad y orden.

En este contexto es de suma importancia que del 21 de octubre al 2 de noviembre se va a realizar en Cali la cumbre sobre biodiversidad más importante del mundo llamada COP16 o Conferencia de las Partes. Las “partes” son los 196 países que ratificaron el Convenio de Diversidad Biológica de la ONU, una de las importantes decisiones tomadas en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo (CNUMAD), realizada en Río de Janeiro, Brasil, en junio de 1992 conocida también como “Cumbre de la Tierra”. Cuando eso todavía no estaba en el foco de las prioridades y problemas ambientales, el cambio climático y el calentamiento global debido al incremento de los gases de efectos invernadero por al uso creciente de combustibles fósiles- carbón y petróleo pricipalmente- y la deforestación de bosques y selvas invaluables como la de la Amazonía.

A la COP16 se espera que asistan más de 15.000 personas entre jefes de Estado de numerosos países, ministros, científicos, académicos, representantes de Organizaciones no Gubernamentales (ONG), líderes ambientalistas y figuras destacadas del sector empresarial mundial. Muy importante también la asistencia de gobernadores, diputados, alcaldes y concejales del país.

Mención especial merece la importancia de la asistencia de los directores y sus equipos de trabajo de las corporaciones autonómas regionales cuya función primordial, entre otras, es la protección de la biodiversidad del país. Fueron creadas en la Ley 99 de 1993, que también creo el Ministerio de Ambiente. En Santander están la Cdmb (Corporación para la Defensa de la Meseta de Bucaramanga) y la CAS (Corporación Autónoma Regional de Santander). Sus numerosos objetivos y gestiones son vitales para la protección de la biodiversidad, contra la deforestación, la protección de páramos y fuentes de agua, la reforestación, contra el tráfico de fauna, etc. Fundamental su apoyo a la educación ambiental en los centros educativos y entre la ciudadanía en general de los sectores urbanos y rurales. Un campesino ambientalista no deforesta.