Hace ocho días fui invitado al hermoso barrio Santa Cruz de Girón por la familia de Lácides Otero Santiago para celebrar su cumpleaños número 89. El lugar del encuentro era el estadio 1 de mayo y cuando arribé a las 10 de la mañana no solo habían jugado un ‘picadito’, también iniciaba la sesión de fotos a la cual clasifiqué. Me costó trabajo saber si estaba en Barranquilla, Soledad o Girón por la similitud en el ambiente que allí se respiraba. El cielo estaba muy azul, sin nubes, la brisa corría de norte a sur y salvo una que otra camiseta del Bucaramanga, abundaban las del Junior y se hablaba costeño.

Luego de saludos, abrazos y discursos, me presentaron a un señor de mediana estatura cuyo nombre es Eduardo Herrera Noriega, sobrino de Lácides, quien además llegó desde ‘curramba’ con su esposa Miriam González y su hija Ingrid, para asistir a la fiesta de su tío. ‘Pocholo’ Herrera me empezó a narrar su paso por el balompié del Atlántico y ahí todo fue familiar para mí.

‘Pocholo’ relató que en sus inicios fue jugador de la selección del departamento del Atlántico y al mismo tiempo jugaba en la primera categoría con el famoso equipo de Café Almendra Tropical cuyo técnico era el húngaro Imre Danko, quien actuó con la camiseta del Junior de Barranquilla. Imre se quedó a vivir en ‘La Arenosa’, conoce a mi abuelo Sixto Diazgranados con quien entabla una verdadera amistad, jugaban golf, en 1965 organizan todo y ponen dinero para traer de vuelta al onceno barranquillero a la primera división en 1966.

Eduardo nació en Soledad el 31 de julio de 1947; era un delantero destacado en el fútbol amateur y en 1967 lo llevan a entrenar con el cuadro rojiblanco para debutar en 1968 y actuar dos años seguidos en el equipo ‘tiburón’ al lado de grandes jugadores brasileños. Todas las tardes después del entrenamiento, ‘Pocholo’ pasaba frente a la casa de una hermosa soledeña que lo traía loco, pero ella no le paraba ni cinco de bolas. Esta robusta muchacha se llama Miriam González y es la hija de Ovidio González Orozco a quien todo el mundo conocía como ‘cabeza e’ clavo’, un destacado jugador del Sporting de Barranquilla en 1948. Recordemos que Lácides también fue jugador de los ’tigres’ y desde este equipo saltó al profesionalismo colombiano.

‘Pocholo’ había jugado con la selección departamental al lado del ‘Boricua’ Zárate, Roque Fontalvo, ‘Campero’ Cervantes y el técnico de ellos era ‘Caimán’ Sánchez. En el Junior tenía la obligación de ganar en velocidad y tirarle centros al brasileño Armando Miranda, “no joda y esa tarde me equivoqué. Eludí a tres rivales e hice un golazo y salí en la primera página de El Heraldo. Cuando Miriam vio esa vaina, ya el negrito que la miraba no era tan maluco y se enamoró de mi cuando fui famoso”.

Sus carcajadas y las de su esposa llamaron la atención de los más de 90 asistentes al cumpleaños del viejo Lácides quien se divirtió y bailó al ritmo de salsa y boleros. ‘Pocholo’ me contó que al Atlético Bucaramanga lo trajo Omar Verdún en 1972 y tuvieron que jugar unos meses en Cartagena. Recordó a Gillio, a ‘Papo’ Flórez con quien también actuó en el Junior y no dudó en afirmar que el mejor jugador de la divisa barranquillera fue ‘Dida’, así como destacó a Willington Ortíz como el mejor de todos los tiempos.

Gracias a la familia Otero incluyendo al médico William por las atenciones, al grupo maravilloso de amigos con los cuales pasamos un rato agradable y siempre es bueno salir en las portadas de los diarios.

QOSHE - Opinion “Se enamoró de mí cuando fui famoso” - Felipe Zarruk
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Opinion “Se enamoró de mí cuando fui famoso”

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21.01.2024

Hace ocho días fui invitado al hermoso barrio Santa Cruz de Girón por la familia de Lácides Otero Santiago para celebrar su cumpleaños número 89. El lugar del encuentro era el estadio 1 de mayo y cuando arribé a las 10 de la mañana no solo habían jugado un ‘picadito’, también iniciaba la sesión de fotos a la cual clasifiqué. Me costó trabajo saber si estaba en Barranquilla, Soledad o Girón por la similitud en el ambiente que allí se respiraba. El cielo estaba muy azul, sin nubes, la brisa corría de norte a sur y salvo una que otra camiseta del Bucaramanga, abundaban las del Junior y se hablaba costeño.

Luego de saludos, abrazos y discursos, me presentaron a un señor de mediana estatura cuyo nombre es Eduardo Herrera Noriega, sobrino de Lácides, quien además llegó desde ‘curramba’ con su esposa Miriam González y su hija Ingrid, para asistir a la fiesta de su tío.........

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