Como una bella metáfora, la luz crepuscular en la pista de Abu Dabi puso el cierre a la larga temporada de 2023. La carrera, como casi siempre este año, estuvo marcada por el dominio de Verstappen. Vayan para él todas las alabanzas, que sin duda las merece, junto al deseo de que el año próximo algún equipo diferente a RedBull pueda poner en manos de algún competidor la posibilidad de luchar de tú a tú con Max. Solo el desastre en Singapur marcó la excepción del año que dio a un piloto no RedBull una victoria. Y ese fue alguien fue Sainz. A pesar de ese enorme honor, el final de la temporada para Carlos ha sido un infierno: en Las Vegas se comió una alcantarilla y en Abu Dabi un bache le puso fuera de juego en entrenamientos. Su carrera fue un agónico intento por llegar a puntuar y poder ayudar a Ferrari a ser segundo en el campeonato de constructores. No pudo ser y lo peor fue tener que retirar el coche. Un cero en casillero que le deja detrás de Leclerc en el mundial. Es el cierre de año amargo y un tanto injusto para el Smooth Operator.

Para Alonso queda la satisfacción de haber superado a Sainz y de haber sido capaz de amarrar la cuarta plaza en el mundial detrás de los dos hombres de RedBull y de Hamilton. Al asturiano le ha sido imposible contar desde después del primer cuarto de temporada con el empuje inicial que nos hizo soñar con todo: la victoria 33 y mucho más. Sin esa fuerza y con un Stroll que no ha podido poner más de sí, Aston Martin ha caído frente a los McLaren que les han arrebatado la cuarta plaza y un buen botín de dólares.

Lewis, por su parte, aunque ha tenido una de sus temporadas más desdibujadas, ha sido el mejor del resto. El heptacampeón mete en el garaje el FW14 y probablemente lo cerrará con siete llaves que tirará a lo más profundo del Canal de la Mancha.

En menos de cien días volverá a comenzar el circo. Ahora toca aprovechar y pedir a Papa Noel, a Los Reyes Magos y a quién sea posible que iluminen a todos los ingenieros, además de a los de RedBull, para que al menos uno sea capaz de crear un coche que, en manos de un buen piloto, pueda torear a los coches azules. Y si ese torero es español, mejor.