El planeta se encuentra en un estado de transformación digital, en el que la inteligencia artificial (IA) desafía la noción de lo que significa estar vivo, sentir y pensar. La IA es capaz de generar imágenes, música, videos e incluso conversaciones extremadamente realistas con humanos. Imagine tener una conversación en la que cada respuesta se adapte perfectamente a usted, no por un ser viviente, sino por una máquina programada en el arte de la conversación.

Las máquinas inteligentes han sido diseñadas partiendo de ideas y emociones, quizás incluso mejor que las de amigos cercanos, llegando al punto que las personas olvidan que están hablando con códigos y circuitos. Desde esta perspectiva, el espacio entre máquinas y humanos se desvanece.

Estas herramientas dotadas de inteligencia artificial sirven, como espejo que refleja nuestros deseos, miedos y, en última instancia, nos brinda soluciones, situación que plantea preguntas sobre nuestro futuro. ¿Cómo adaptarnos a un mundo en el que las máquinas nos entienden, quizás mejor de lo que nosotros mismos nos comprendemos?, ¿qué podría aprender el humano sobre sí mismo? No se refiere de hacia dónde nos puede conducir la IA, sino hacia dónde los humanos deciden ir con ella.

Pero como sucede con cualquier otra tecnología, la IA viene aumentando los problemas que ya tenemos con el fraude, spam o la desinformación. Hasta ahora, la narrativa sobre la inteligencia artificial se ha centrado en el deepfake, término empleado para describir su uso nefasto para hacerse pasar por otra persona.

Los medios sintéticos están rodeados de utopías, lo que dificulta que los reguladores aborden adecuadamente tanto las circunstancias como las amenazas. Reducir estos daños es urgente y debe ser un compromiso de la IA, pues ya está causando problemas.

En un evento celebrado a finales de 2023 en Bletchley Park, Reino Unido, 28 países, entre ellos Alemania, Canadá, China, Emiratos Árabes, EE. UU. y Suiza se reunieron para afrontar los desafíos éticos y de seguridad en el campo de la IA.

Se reconoce que existe un esfuerzo para examinar los riesgos imprevistos, sustanciales y potenciales de esta nueva tecnología, evaluación urgente, dado el ritmo acelerado con el que avanza, lo que ha generado cierta incertidumbre. Coincidieron en la necesidad de contar con la cooperación internacional para fortalecer el trabajo de la IA, y para protegerla de los malos usuarios.

Será necesario establecer políticas públicas que garanticen que los desarrolladores de estas máquinas inteligentes se ajusten a esos principios. Aprovechar recursos como la transparencia y rendición de cuentas son fundamentales.

La declaración de Bletchley concluye con una invitación al diálogo global inclusivo, que contribuya a debates que tengan un mayor beneficio y menor riesgo en el empleo de esta realidad en la vida cotidiana.

RICARDO GAITAN
​Analista de marca

QOSHE - Grandes compromisos de la IA - Ricardo Gaitán
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Grandes compromisos de la IA

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27.03.2024

El planeta se encuentra en un estado de transformación digital, en el que la inteligencia artificial (IA) desafía la noción de lo que significa estar vivo, sentir y pensar. La IA es capaz de generar imágenes, música, videos e incluso conversaciones extremadamente realistas con humanos. Imagine tener una conversación en la que cada respuesta se adapte perfectamente a usted, no por un ser viviente, sino por una máquina programada en el arte de la conversación.

Las máquinas inteligentes han sido diseñadas partiendo de ideas y emociones, quizás incluso mejor que las de amigos cercanos, llegando al punto que las personas olvidan que están hablando con códigos y circuitos. Desde esta perspectiva, el espacio entre máquinas y........

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