Después de los atroces ataques terroristas a la población civil en Israel por parte de Hamás, el primer ministro israelí señaló que la guerra que iniciaría tendría principalmente dos propósitos: (i) liberar a los rehenes que habían sido capturados, y (ii) destruir a Hamás. Hoy, seis meses más tarde, la estrategia seguida por Netanyahu y su gobierno parece haber sido un fracaso.

La estrategia implementada por el gobierno de Israel fue la de una masiva incursión en la franja de Gaza (gobernada por Hamás) con el objetivo de lograr los dos propósitos señalados. Ninguno parece haber sido exitoso, y han venido con la consecuencia de enormes fatalidades de la población palestina y destrucción de gran parte de la infraestructura civil de Gaza ante una invasión sin clara estrategia militar.

Por un lado, no se han liberado todos los rehenes, sino solo alrededor de la mitad. Según cifras de las fuerzas militares de Israel, aún 133 rehenes se mantienen en captividad, y no se sabe cuántos de ellos aún están en vida, dado que se estima que, tristemente, entre 30 y 50 rehenes ya han fallecido. Por el otro, si bien algunos líderes de Hamás han sido asesinados, siguen en el poder en Gaza.

Cientos de miles de israelíes han iniciado protestas masivas contra Netanyahu, que además de seguir bajo investigación por corrupción, no ha logrado la cohesión de la sociedad aún en épocas de guerra.
Si bien las protestas se basan inicialmente en la oposición a que la minoría ortodoxa sea exenta del servicio militar, va más allá al rechazar al extremismo y al fracaso de un primer ministro que no parece representar a la mayoría de la sociedad. Y a esto se suma la oposición, aún de los aliados internacionales de Israel, a extender el conflicto con la incursión a la ciudad de Rafah en Gaza, en vez de buscar una tregua al conflicto.

Netanyahu no representa al Israel democrático y los valores occidentales que sustentaban los fundadores de ese país como Ben Gurion, la primera ministra Golda Meir, o el Nobel de Paz Yitzhak Rabin. Esos valores estaban basados en el derecho de vivir en paz en Medio Oriente tanto para los israelíes como para los palestinos. Más allá, se centraban en el respeto por la multi-culturalidad, la apertura religiosa, el respeto por los Derechos Humanos, y la convivencia en una sociedad abierta. Para mantenerse en el poder, Netanyahu ha traicionado esos valores.

En esto momentos, parece importante que los manifestantes logren elecciones y un nuevo gobierno que le apueste a una paz duradera con dos estados, uno israelí y otro palestino.

Por más de que muchos lo señalen ya como un sueño lejano, parece ser la única solución. Vale la pena recordar las palabras de Rabin poco antes de ser asesinado por un fanático: “La paz lleva consigo dolores y dificultades, pero no hay camino sin ello”. Son esos los dolores que valen la pena y no los de una guerra inútil y que es el camino del fracaso.

RAFAEL HERZ
​Analista Internacional

QOSHE - Aparente fracaso - Rafael Herz
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Aparente fracaso

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12.04.2024

Después de los atroces ataques terroristas a la población civil en Israel por parte de Hamás, el primer ministro israelí señaló que la guerra que iniciaría tendría principalmente dos propósitos: (i) liberar a los rehenes que habían sido capturados, y (ii) destruir a Hamás. Hoy, seis meses más tarde, la estrategia seguida por Netanyahu y su gobierno parece haber sido un fracaso.

La estrategia implementada por el gobierno de Israel fue la de una masiva incursión en la franja de Gaza (gobernada por Hamás) con el objetivo de lograr los dos propósitos señalados. Ninguno parece haber sido exitoso, y han venido con la consecuencia de enormes fatalidades de la población palestina y destrucción de gran parte de la........

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