El que no es presidente porque no quiere proclamó que para su investidura fallida hablaría con todos salvo Bildu. Así lo hizo, como se espera de quien está en la obligación democrática de explorar todas las vías para aplicar el programa refrendado por sus votantes. Ocurre sin embargo que Feijóo se ha enredado en dichos y hechos contradictorios. Y el gallego no sabe si sube o baja.

A los infiernos lo descendió Puigdemont con un lacónico “todo se sabrá”. Pues esas tres palabras sugieren la promesa de que, como el PP sí controla todos los resortes del Estado –no como otros–, al expresident no se le investigaría si Junts anclase en la Moncloa a Feijóo. Y este se precipitó –literal– a las gargantas profundas de la prensa capitalina a confesar que él estaría abierto a conceder un indulto condicionado a Puigdemont, por si el belga cantaba la gallina. Y el cante jondo lo ha acabado dando el por ahora líder popular, que en la tribuna del Congreso ya reprochó a Rufián no haberse enterado de unos contactos con ERC en aquellos días de presidenciable que asimismo ahora niega. Perdido en su laberinto, Feijóo sabe perfectamente como presidente periférico que fue que para encauzar el conflicto catalán sólo cabe la política del reencuentro, lo más antitético a repartir y repetir acusaciones de terrorismo que en una vista oral más allá de una instrucción orientada se antojan imposibles de probar. Pero este hombre está preso de sus palabras para oídos hooligans, también de su partido –los de Ayuso para empezar–, y de una tutela de Vox que le condena al ostracismo de la oposición aunque se repartan poder autonómico y local. Más le vale que el PP lo conserve en Galicia.

Lejos de la humareda madrileña, en concreto a 363 kilómetros, el Parlamento Vasco se ha constituido esta semana en el foro de la política útil que sirve a la ciudadanía de la que emana la soberanía popular. La aprobación de una tacada de las leyes de Infancia y Adolescencia para su mayor protección, de Cooperación que mandata destinar el 0,7% del Presupuesto gubernamental a fines solidarios y de No Discriminación de las personas trans excede de los beneficios para toda la población concernida. Porque esta tríada normativa ha prosperado con el aval de al menos los integrantes del Ejecutivo de PNV-PSE más otras dos siglas, para evidenciar que el consenso siempre resulta posible si media la voluntad indispensable, en este caso cierto que estimulada por la cercanía electoral.

Si se trata de velar por la continuidad de esa política productiva, en términos del progreso colectivo que procuran la cohesión social y la pujanza de la economía con la que financiar los servicios públicos, parece razonable que prevalezca la apuesta por la estabilidad política. A partir de una gobernanza pragmática desde la centralidad pactista, sobre la base del autogobierno reforzado que el lehendakari Urkullu va a dejar como postrero legado. Eso justo se juega Euskadi el 21 de abril, con Pradales y Otxandiano contraponiendo modelos. Hechos o dichos, esa es la cuestión.

QOSHE - Dichos o hechos - Víctor Goñi
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Dichos o hechos

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18.02.2024

El que no es presidente porque no quiere proclamó que para su investidura fallida hablaría con todos salvo Bildu. Así lo hizo, como se espera de quien está en la obligación democrática de explorar todas las vías para aplicar el programa refrendado por sus votantes. Ocurre sin embargo que Feijóo se ha enredado en dichos y hechos contradictorios. Y el gallego no sabe si sube o baja.

A los infiernos lo descendió Puigdemont con un lacónico “todo se sabrá”. Pues esas tres palabras sugieren la promesa de que, como el PP sí controla todos los resortes del Estado –no como otros–, al expresident no se le investigaría si Junts anclase en la Moncloa a Feijóo. Y este se precipitó –literal– a las gargantas profundas de la prensa capitalina a........

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