Albert Montagut

Al ver la lesión de Gavi por televisión, mi mente me hizo recordar que tuve la mala experiencia de vivir en directo las graves lesiones de Víctor Valdés y de Rafinha y ver cómo se sufre este tipo de percances en los vestuarios y en el entorno más inmediato de los jugadores.

Valdés se rompió el ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha en un partido de Liga en el Camp Nou ante el Celta en marzo de 2014. El jugador, que había anunciado meses antes su marcha voluntaria del club por considerar que había cerrado su etapa blaugrana, se lesionó cuando logro abortar una falta directa ejecutada por Agusto Fernández. Valdés detuvo el balón en dos movimientos y fue en el segundo, al apoyar su pierna en el césped, cuando sufrió la lesión. Ya desde el césped sus gritos evidenciaron lo peor. Aquel día, Valdés era el capitán del equipo.

Cuando el jugador llegó al vestuario, el director técnico y ex guardameta Andoni Zubizarreta estaba pálido y el director médico del club, el doctor Ramón Canal, me miró confirmando de alguna forma que la lesión no pintaba nada bien. Había lágrimas y la desesperación del jugador era total. Hubo muchas reacciones, pero la primera fue la del presidente Josep Maria Bartomeu, que anunció que el club, pese a la intención de Valdés de salir a la búsqueda de otro equipo al final de esa temporada, estaría con él y que se le garantizaba la renovación.

No era pues el tema contractual lo que debía preocupar al jugador, sino intentar acelerar su recuperación. Valdés no volvió a jugar en el FC Barcelona. Su puesta a punto fue muy dura y pese a que contó con el apoyo de la entidad, el jugador optó por realizar gran parte del tratamiento por su cuenta, alejado de sus compañeros y del vestuario que tanto le adoraba. Aquella soledad terminaría por definir su carácter.

La lesión de Rafinha se produjo ante la Roma. En septiembre de 2015. El jugador saltó al terreno de juego en una eliminatoria de Champions y a los pocos segundos una entrada por detrás del jugador belga Radja Nainggolan le hizo caer al suelo en mala posición. Oí el grito del jugador desde la banda, y cuando vi al doctor Ricard Pruna pidiendo una camilla insistentemente presentí lo peor. Rafinha sufrió una rotura del ligamento cruzado anterior de su rodilla derecha. La misma lesión que Valdés.

La expedición que se desplazó aquel día a Roma tuvo la suerte de que el padre de Rafinha, Mazinho, estaba allí. Fue él el que intentó tranquilizar al entorno. En el autobús dijo: “Es el fútbol”. Contrariado como el que más, Mazinho, campeón del mundo con Brasil en 1994, ayudó a su hijo, primero con su serenidad, y después con su total apoyo.

Vi la lesión de Gavi por televisión. El león del Barça sufre la misma lesión que Valdés y Rafinha: rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha. Mi primer comentario durante la retransmisión fue que le debían haber sustituido a la primera. Es difícil saber si el médico de la selección erró y si lo que le dijo el jugador pudo influirle. Y el jugador quiso seguir. Quizás con el partido ya enderezado, el técnico debió optar por darle descanso, pero se optó por que continuara. El jugador salió al terreno de juego cuando no debió haberlo hecho, pero quizá su ligamento estaba ya roto.

También hubo lágrimas en Valladolid, pero a diferencia de Valdés, Gavi no estará sólo. Sus compañeros y los médicos del club le arroparán. Esa compañía, como también ocurrió con Rafinha, le será muy necesaria. “Es el fútbol”, dijo Mazinho. Y así es, pero en el caso de Gavi, hay que decirlo… le quedan muchos años para seguir disfrutando del fútbol. Todos con Gavi.

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Todos con Gavi

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24.11.2023

Albert Montagut

Al ver la lesión de Gavi por televisión, mi mente me hizo recordar que tuve la mala experiencia de vivir en directo las graves lesiones de Víctor Valdés y de Rafinha y ver cómo se sufre este tipo de percances en los vestuarios y en el entorno más inmediato de los jugadores.

Valdés se rompió el ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha en un partido de Liga en el Camp Nou ante el Celta en marzo de 2014. El jugador, que había anunciado meses antes su marcha voluntaria del club por considerar que había cerrado su etapa blaugrana, se lesionó cuando logro abortar una falta directa ejecutada por Agusto Fernández. Valdés detuvo el balón en dos movimientos y fue en el segundo, al apoyar su pierna en el césped, cuando sufrió la lesión. Ya desde el césped sus gritos evidenciaron lo peor. Aquel día, Valdés era el capitán del equipo.

Cuando el jugador llegó al........

© Mundo Deportivo


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