Albert Montagut
El llamamiento a la unidad del barcelonismo lanzado por Lamine Yamal en sus redes sociales antes del partido ante el Napoli funcionó. Vaya que si funcionó.
Su mensaje de “Tots junts” junto a dos corazones, azul y grana, fue de agradecer, pero quizá no le tocaba al chaval tomar tanta responsabilidad. Demasiado peso en las espaldas de un adolescente de 16 años, al que solo hace unos días el veterano Robert Lewandowski se atrevió a pegarle una bronca porque no le había pasado un balón en condiciones.
Se puede entender que la directiva del FC Barcelona se coja en estos momentos a un hierro ardiente: los jóvenes, pero deberían proteger a Yamal y a los otros chavales que lo están bordando en el primer equipo.
El martes, Yamal, llamado a ser uno de los más grandes, se puso el equipo a la espalda y alguien estimuló esa situación insinuando una oferta falsa de 200 millones que jamás existió. Felicidades. Esa es una buena forma de excitar los ánimos de los representantes de los jugadores y de desestabilizar a un joven profesional.
Dos casos similares como el de Yamal, Bojan Krkic y Ansu Fati, tampoco terminaron bien por las prisas.
Recuerdo un partido del Barça en el que el Camp Nou rugió cuando Frank Rijkaard, mandó calentar a Bojan. Aquel murmullo gigantesco, y a todas luces exagerado, apoquinó al chaval, que ya nunca hizo nada bueno, pese a tener todas las condiciones para ser un gran jugador.
A Ansu le dieron el 10 de Leo Messi cuando el perfume del argentino aún no se había disipado en el vestuario. La presión le pudo y las lesiones le carcomieron. A Ansu se lo comió la ansiedad de los directivos, y cuando cayó, nadie le recogió. Ojalá se levante y regrese para unirse a Yamal.
Yamal estalló ante el RCD Mallorca con aquel gol de rosca extraordinario. Hizo como Messi, en su primer partido en el primer equipo... que le anularon la primera vaselina y metió la segunda. A Yamal, ante el Mallorca, el balón se le fue al travesaño en el primer disparo, pero en el segundo ya no erró. Se escoró a la derecha, para volver a la izquierda y lanzar su parabólico disparo. Una obra de arte. Si tiene suerte veremos ese fabuloso gol de rosca mil veces como el principio del principio de la carrera de Yamal.
Pero ya no es sólo Yamal. Pau Cubarsí -fabuloso en Montjuïc- y Fermín López también tiraron del Barça en la Champions y en la rada estaba Gavi, lesionado por una sobresaturación de encuentros. La Masia es un privilegio para el Barça, pero semejante tesoro hay que protegerlo a toda costa.
El caso de Cubarsí es curioso. Es algo mayor que Yamal, pero su debut en la Champions se recordará años y años. MVP ante el Napoli, con su sonrisa y su evidente inocencia juvenil... pero colosal en el césped. Las entrevistas posteriores al encuentro mostraron a un muchacho sanote, humilde, que tiene discurso y que ese discurso es moderado. Hay que esperar ahora para ver si le convocan a la Roja, pero una vez más, lo que ahora necesitan Yamal, Fermín y Cubarsí, ¡y Gavi!, es protección por parte de un club que necesita desesperadamente salir del bache. Ojalá no se utilice a estos chavales de palanca.
Proteger a los jóvenes
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15.03.2024
Albert Montagut
El llamamiento a la unidad del barcelonismo lanzado por Lamine Yamal en sus redes sociales antes del partido ante el Napoli funcionó. Vaya que si funcionó.
Su mensaje de “Tots junts” junto a dos corazones, azul y grana, fue de agradecer, pero quizá no le tocaba al chaval tomar tanta responsabilidad. Demasiado peso en las espaldas de un adolescente de 16 años, al que solo hace unos días el veterano Robert Lewandowski se atrevió a pegarle una bronca porque no le había pasado un balón en condiciones.
Se puede entender que la directiva del FC Barcelona se coja en estos momentos a un hierro ardiente: los jóvenes, pero deberían proteger a Yamal y a los otros chavales que lo están bordando en el primer equipo.
El martes, Yamal, llamado a ser uno de los más grandes,........
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