Albert Montagut

Fue verdaderamente una suerte que Franz Beckenbauer y Johan Cruyff no jugaran en posiciones similares. Durante años el mundo del fútbol disfrutó de ellos sin caer en la odiosa, estéril, falsa y grotesca comparación que se hizo entre Leo Messi y Cristiano Ronaldo.

Beckenbauer y Cruyff vivieron vidas paralelas, uno marcando goles y el otro creando juego, y, también, sentados posteriormente en los banquillos. La historia juzga por si misma, y aunque le da a Johan, al 14, el mérito de la innovación y la genialidad futbolística, a Beckenbauer le relacionó con la perfección y con un mejor palmarés, tanto como jugador, como entrenador, seleccionador y presidente.

Se ha hablado tanto del káiser estos días que repasar su historial como jugador entrenador y dirigente resulta ya un relato sabido. Pero si repitiéramos su palmarés como jugador del Bayern, del Cosmos, del Hamburgo, con quien ganó la Liga 1981-1982, y como capitán y seleccionador de la selección alemana, nos volveríamos a quedar asombrados.

De todo su palmarés hay que destacar las Copas de Europa en aquellos años que la perfección del Bayern Múnich se vio ensombrecida por los yeyés del Ajax encabezados por el 14. Pero los triunfos alemanes fueron increíbles y el káiser los tuvo, no sólo como jugador, sino como capitán de su selección.

De aquellos partidos de leyenda que jugo Beckenbauer yo me quedo con la final de la Eurocopa de Naciones de 1976. Curiosamente una final que el káiser no consiguió ganar.

Checoslovaquia y Alemania jugaron aquella final en el estadio Crvena Zvezda de Belgrado (antigua Yugoslavia) y empataron a dos. Los checos se alzaron con la victoria, sorprendente, hay que decirlo, al batir a Alemania en la tanda de penaltis.

Fue Antonín Panenka el jugador checoeslovaco que marcaría el gol del triunfo. Anton Ondruš, el capitán de Checoslovaquia alzó la copa… con la camiseta de Beckenbauer, que minutos antes de la entrega del trofeo le había intercambiado el káiser.

Ondruš había llegado a la final como un héroe, porque su selección había derrotado en las semifinales a la Holanda de Johan. El capitán checoslovaco segó perfectamente al holandés y en todas sus biografías se destaca ese detalle.

Ocurrió que aquel verano, el de 1976, el Slovan de Bratislava, capitaneado por el ya legendario Ondruš, jugó el Joan Gamper con el Sparta de Praga, y en los dos partidos en el Camp Nou, Ondruš lució el brazalete que llevó Beckenbauer en la final de Belgrado.

Recuerdo como joven reportero, en el césped del Camp Nou, cuando le pregunté a Ondruš si aquel brazalete de capitán con la inscripción Spielführer era el que el káiser le dio en Belgrado, y él me lo confirmó.

Aquel Gamper, para mí, el primer que cubría como reportero, fue el Gamper de Beckenbauer, sin que el káiser hubiera jugado. Aquella edición del Gamper en el viejo formato de cuatro equipos, lo ganó el Barça al batir a la final al Eintracht de Frankfurt. El Sparta ganó en la consolación al CSKA de Moscú.

Conocí a Beckenbauer posteriormente. Fue en una visita que hizo al Ayuntamiento de Barcelona durante el Mundial de 1982. Le acompañaba Bobby Charlton, la gran estrella, también desaparecida recientemente, del Manchester United y de Inglaterra. Años después tuve el honor de hablar mucho más con el káiser y fue en los prolegómenos de una cena del deporte de MUNDO DEPORTIVO en 2011. Fernando Carro, actual CEO del Bayer 04 Leverkusen, me lo presentó. El fútbol tiene esas cosas, puede convertir a un jugador en inmortal, y Franz Beckenbauer se merece ese privilegio

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El brazalete del ‘Spielführer’

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12.01.2024

Albert Montagut

Fue verdaderamente una suerte que Franz Beckenbauer y Johan Cruyff no jugaran en posiciones similares. Durante años el mundo del fútbol disfrutó de ellos sin caer en la odiosa, estéril, falsa y grotesca comparación que se hizo entre Leo Messi y Cristiano Ronaldo.

Beckenbauer y Cruyff vivieron vidas paralelas, uno marcando goles y el otro creando juego, y, también, sentados posteriormente en los banquillos. La historia juzga por si misma, y aunque le da a Johan, al 14, el mérito de la innovación y la genialidad futbolística, a Beckenbauer le relacionó con la perfección y con un mejor palmarés, tanto como jugador, como entrenador, seleccionador y presidente.

Se ha hablado tanto del káiser estos días que repasar su historial como jugador entrenador y dirigente resulta ya un relato sabido. Pero si repitiéramos su palmarés como jugador del........

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