Hasta ahora, en lo que va de legislatura, el talón de Aquiles de Pedro Sánchez es estar preso de Junts y de una amnistía a su medida y del chantaje de sus exigencias para gobernar. Frente a esta política se ha cuestionado tanto la constitucionalidad de la amnistía como las negociaciones emprendidas por el gobierno con el partido de Carles Puigdemont. La oposición del PP se ha construido en contra de la amnistía y se ha llamado a la movilización en toda España. La amnistía rompe España. Su líder, Alberto Nuñez Feijóo ha hecho, pues, de su oposición a la amnistía desde la tribuna o desde la calle uno de los ejes principales de su discurso político.

Sin embargo, mira tú por donde todo lo solido se desvanece en el aire (Marx) y el otro día se rompió el misterio cuando el líder de los populares afirmó que estaría dispuesto a cerrar la crisis catalana con un indulto a Carles Puigdemont condicionado a que este se arrepintiera y aceptara someterse a la justicia y la ley.

Hablar de este tema a unos días de las elecciones gallegas, en las que el PP ha hablado mucho de política nacional, parece una torpeza que quizás perjudique a este partido el domingo. Es evidente lo inoportunas que resultan unas declaraciones que pudieran influir en la posible pérdida del dominio del PP en Galicia y, por ende, del capital político del líder del PP.

Sea como sea, Galicia no parece el problema más importante para Nuñez Feijóo, sino más bien su carencia de una política clara para Cataluña y, por tanto, proponer un plan claro y medidas de gracia convincentes –si es eso lo que quiere– para solucionar el problema catalán. El problema es, sin duda, negociar con Junts y con Puigdemont, en este caso y esta legislatura.

Es evidente que pensar en las medidas de gracia, amnistía o indulto, es creer en qué es posible explorar una solución política con los independentistas. La evidente contradicción entre un líder que no negocia la ruptura de España bajo ningún concepto pero que tuvo momentos de posibilismo alrededor de conceder un indulto condicionado no pueden resultar creíbles cuando, precisamente, su discurso y su política han sido los contrarios.

La credibilidad de Nuñez Feijóo está en cuestión. Su contradicción en unas negociaciones con Junts al ser partidario de un indulto condicionado mientras en la política nacional es inflexible para negociar nada con los partidos independentistas. ¿A quién vamos a creer? Este dualismo, más allá de la torpeza, refleja debilidad ante la posibilidad de que Junts cuente su versión y una profunda incoherencia con su posición oficial. Todo esto está creando problemas internos en el Partido Popular y, por supuesto, con Vox. Lo que dice y lo que calla, los silencios y las explicaciones de Nuñez Feijóo le pueden pasar factura. Pase lo que pase en Galicia, no va a ser fácil su liderazgo.