Después de las elecciones gallegas y la victoria de Alfonso Rueda lo que parece claro es que, sin duda, confirman el poder territorial del PP y también el de Nuñez Feijóo después del desliz de sus declaraciones sobre la amnistía y el indulto. Sin embargo, en contra, del entusiasmo de algunos que auguran un cambio de ciclo, en mi modesta opinión, la política española quizás no cambie demasiado o no tanto como este resultado electoral nos puede hacer pensar.

En Galicia, a pesar de las expectativas de la última semana de campaña, parece haber preocupado poco los temas de política nacional que dividen a la izquierda y a la derecha. Por el contrario, su comportamiento ha sido el habitual: el de unos votantes muy firmes del PP que han dado, como de costumbre, el gobierno a este partido por mayoría absoluta–no olvidemos, cinco elecciones seguidas y nueve de un total de diez-. De este modo, el partido que identifican lo gallegos con la derecha es el PP. Por esta razón, ni Ciudadanos, ni UPyD, ni tampoco Vox –socio de gobierno –han conseguido conquistar el fortín gallego–.

Por otro lado, la alternativa ha sido el BNG, un partido nacionalista gallego radical que ha sabido conectar con esa parte mayoritaria del electorado que no ha votado al PP, liderado por Ana Pontón. En el otro lado, sólo quedan los restos del naufragio. El PSOE obtiene su peor resultado histórico. Sumar y Podemos no alcanzan siquiera representación. No sólo se desvanece el sueño del gobierno de coalición, la izquierda queda maltrecha.

Ganan los de siempre y también los que son de aquí. El juego ha sido al final entre el voto de siempre y el de un voto de la política de la proximidad, representado esta vez por una fuerza nacionalista como el BNG. En este sentido, quizás la lección que hay que sacar de estas elecciones es la especificidad de la política española y, por tanto, la dificultad de realizar generalizaciones de procesos políticos concretos, además de una evidente territorialización del voto.

El reforzamiento del poder territorial del PP es evidente, así como su control del Senado, sin embargo, esto no implica un cambio de ciclo político. Las elecciones del País Vasco, Cataluña y europeas no van a ser, seguramente, tan favorables como las gallegas. Está por ver el resultado electoral en estas elecciones. Además, hoy por hoy, estamos en plena legislatura con una gobernabilidad difícil, pero sin síntomas, por el momento, de crisis, ni de convocatoria electoral. En cualquier caso, Pedro Sánchez necesita un nuevo impulso político en tres direcciones: Por un lado, necesita dar una salida al tema de la amnistía en su negociación con Junts; en segundo lugar, un buen resultado en esas tres elecciones y, finalmente, una decidida lección de responsabilidad política y exigir que se aclare el caso de Koldo Sánchez y que se despeje las dudas sobre la posible corrupción de José Luis Ábalos.

QOSHE - Poder territorial - Ángel Valencia
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Poder territorial

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24.02.2024

Después de las elecciones gallegas y la victoria de Alfonso Rueda lo que parece claro es que, sin duda, confirman el poder territorial del PP y también el de Nuñez Feijóo después del desliz de sus declaraciones sobre la amnistía y el indulto. Sin embargo, en contra, del entusiasmo de algunos que auguran un cambio de ciclo, en mi modesta opinión, la política española quizás no cambie demasiado o no tanto como este resultado electoral nos puede hacer pensar.

En Galicia, a pesar de las expectativas de la última semana de campaña, parece haber preocupado poco los temas de política nacional que dividen a la izquierda y a la derecha. Por el contrario, su comportamiento ha sido el habitual: el de unos votantes muy firmes........

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