Ecuador es una tierra de contrastes sociales, económicos y políticos innegables. La movilidad social no es frecuente. El ecuatoriano corriente es afable, servicial y quiere ver progresar su economía y la de su país. Estemos donde estemos, llevamos nuestro país en la piel y en el alma. También el futbol y la política son apasionantes para el ecuatoriano medio, aunque el primero es el que más alegrías ha traído al pueblo ecuatoriano con una “Tri” (selección nacional) de oro. Por su parte, las preocupaciones actuales de consolidar la democracia y tener nuevas esperanzas en temas de empleo y seguridad están en el centro de las preocupaciones ciudadanas.

Por eso y para no repetir más de lo mismo, alejarnos de los caudillismos de antaño, se ha elegido un presidente joven para los próximos 17 meses, Daniel Noboa Azín, de la alianza Acción Democrática Nacional (ADN) con credenciales académicas impecables y buenas intenciones. Sin embargo, no es suficiente. Se necesita que presente al país un gabinete pluridiverso, donde los sectores tradicionalmente subalternizados estén representados, pero no solamente por cumplir con medidas de discriminación positiva, sino porque cada funcionario elegido sea poseedor de los conocimientos técnicos imprescindibles para manejar con solvencia la cartera de Estado que se le asigne.

Tiene el nuevo presidente de Ecuador que colocar gente preparada con avales de trabajo en el sector público. ¿Por qué este punto es fundamental? Porque el aparato del Estado requiere de experticia, sagacidad, agudeza política y conocimiento del contexto del país, así como de las virtudes públicas que hacen que se elija por la trayectoria profesional y el know how de un funcionario y no de otro.

El gabinete es un grupo de élite, sus miembros no pueden ser elegidos por circunstancias felices de cercanía y amistad. Es un grupo de trabajo del más alto nivel, un consejo de expertos reconocidos con vocación de servicio y compromiso indeclinable con el país, en primer lugar.

América Latina no es un globo de ensayo de la marea rosa ni de las políticas neoliberales que tanto requiebro político e inestabilidad social han traído a la región. Necesitamos respuestas propias, realistas, congruentes que incluyan la revolución tecnológica y la inversión extranjera directa para ayudar a mejorar la vida y el poder adquisitivo de los ecuatorianos. Cuando los economistas Acemoglu y Robinson (2012), escriben su célebre libro, Por qué fracasan los países, explican con suficiencia que cuando existe instituciones económicas inclusivas, la riqueza no se concentra en manos de un grupo reducido que entonces puede utilizar su poder económico para aumentar su poder político de forma desproporcionada. Habría que tomarlo en cuenta y recordarlo.

Es indispensable que el gabinete esté compuesto por hombres y mujeres capaces, que encarnen lo mejor de la formación de las universidades nacionales y extranjeras y que ubiquen al país y a los ecuatorianos en el centro de sus esfuerzos, en tanto servidores públicos. No podemos tener líderes que se excusen en el pasado o permitan que la inercia le gane a la voluntad indeclinable de servir a sus conciudadanos y respetar la institucionalidad. Tampoco resultan imprescindibles aquellos políticos que obedecen a intereses foráneos, ajenos a la nación y que conspiran en forma permanente contra el Estado ecuatoriano y su institucionalidad.

La sociedad ecuatoriana y los sectores sociales empobrecidos demandan respuestas a problemas sociales, económicos y políticos agobiantes. La democracia tiene que cobrar sentido en un país pluridiverso e intercultural. Ningún grupo representativo puede quedar invisibilizado, negociar con los representantes de las principales tiendas políticas es imprescindible. Y los indígenas tienen que ser llamados para escuchar y articular sus demandas con la sabiduría, la prudencia y la justicia necesarias. Como bien decía Aristóteles, con la magnanimidad, la prueba mayor de la excelencia.

Las democracias inclusivas como las nórdicas tienen mucho que enseñarnos. La idea que sostengo es que la inclusión de los mejores sea la carta de presentación del gabinete de ministros. Ecuador deberá seguir siendo la casa grande de todos, de los que vivimos dentro y fuera del país, más allá de las diferencias sociales, económicas y políticas. Servir y construir es la consigna para que los ecuatorianos no quedemos desterrados del futuro.

QOSHE - El gobierno de los mejores - Nelly Balda Cabello
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El gobierno de los mejores

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20.11.2023

Ecuador es una tierra de contrastes sociales, económicos y políticos innegables. La movilidad social no es frecuente. El ecuatoriano corriente es afable, servicial y quiere ver progresar su economía y la de su país. Estemos donde estemos, llevamos nuestro país en la piel y en el alma. También el futbol y la política son apasionantes para el ecuatoriano medio, aunque el primero es el que más alegrías ha traído al pueblo ecuatoriano con una “Tri” (selección nacional) de oro. Por su parte, las preocupaciones actuales de consolidar la democracia y tener nuevas esperanzas en temas de empleo y seguridad están en el centro de las preocupaciones ciudadanas.

Por eso y para no repetir más de lo mismo, alejarnos de los caudillismos de antaño, se ha elegido un presidente joven para los próximos 17 meses, Daniel Noboa Azín, de la alianza Acción Democrática Nacional (ADN) con credenciales académicas impecables y buenas intenciones. Sin embargo, no es suficiente. Se necesita que presente al país un gabinete pluridiverso, donde los sectores tradicionalmente subalternizados estén representados, pero no........

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