Quien pensara que el jefe del sanchismo era alguien que, hiciera lo que hiciera, todo le sonreía; siempre salía triunfante; nadie le tosía; hacía lo que le daba la gana; tenía en su partido siervos en vez de militantes; utilizaba su formación política, a fuer de destrozarla, como una herramienta para conseguir su objetivo personal de permanencia en el poder; descalificaba de forma burda a quien no pensara como él, creando la fachosfera; se habrá llevado en estos últimos días una monumental sorpresa al comprobar que ese jefe del sanchismo es de carne y hueso, ha perdido la inmunidad de la que gozaba, es mortal, es vulnerable.

Es más, Pedro ha perdido la Baraka, término que procede del árabe clásico "Barakah" y que significa "bendición", "gracia especial divinal", y en Marruecos —país al que Pedro está últimamente muy ligado— es "la protección divina de la que disfrutan jerifes o morabitos".

Quizás, como sucede con todos los autócratas, la figura de Pedro estaba sobrevalorada por culpa de todos sus aduladores de dentro y de fuera de su partido, medios de comunicación y tertulianos dóciles y serviles al poder. Al fin y al cabo, si uno se para a pensar, el jefe del sanchismo llevaba una racha electoral como para salir corriendo: perdió por goleada las elecciones municipales y autonómicas del pasado 28 de mayo, despojando a su partido de prácticamente todo el poder territorial; perdió las elecciones generales del 23-J, aunque él, muy ufano, ya dijo la noche electoral desde el balcón de Ferraz —con María Jesús y Begoña dando saltitos— que había ganado "el progresismo", y hace dos semanas, en Galicia, el PSG fue vapuleado por el PP y por el BNG, mandándole a la tercera posición de la tabla con unos escuálidos 9 diputados de 75.

Pero lo que nadie había previsto es que a Pedro le estallara eso que utilizó como arma arrojadiza y principal argumento en su moción de censura a Rajoy en 2018: la corrupción. El caso Koldo, que es el caso Ábalos, el caso Armengol, el caso Torres, el caso Marlaska, el caso Illa y vaya a saber si el caso de alguien más, ha sido una bomba que le ha explotado al sanchismo en pleno arranque de legislatura, y que incluso alcanza, según algunas informaciones, y que la justicia tendrá que determinar, a su mujer.

Cuánto recuerda lo que estamos viviendo estos días, a quienes vamos teniendo cierta edad y no hemos perdido la memoria, a aquel periodo comprendido entre 1993 y 1996, cuando casi todos los días, algunos periódicos —El Mundo principalmente— y el programa radiofónico matutino del difunto Antonio Herrero, abrían con distintos casos de corrupción que afectaban al PSOE de Felipe González: Filesa, Malesa Time Export, Ibercorp, Gobernador del Banco de España, escuchas del CESID, Roldán, los GAL, etc.

Al menos González había ganado por mayoría absoluta tres elecciones generales y varias autonómicas y municipales; llevaba once años en el poder; en su partido permitía un cierto nivel de crítica, había corrientes internas, se convocaban Comités Federales en los que había debate... Pero es que lo de Pedro lleva camino de batir todos los récords: reitero que no ha ganado ninguna elección, ha destrozado al PSOE, le ha salido un caso de corrupción que afecta a personas relevantes de su partido y de su Gobierno y sólo lleva cinco años en la Moncloa.

Además, a Pedro ya le empiezan a toser a la cara. La negativa a entregar el acta de diputado de quien fuera su mano derecha en el partido, el que le ayudó a ganar las elecciones primarias contra Susana Díaz, José Luis Ábalos, era algo impensable hace poquísimo tiempo. El problema para Pedro es que su examigo Ábalos sabe demasiado, y tiene en su mano, si le conviene, ir tirando poco a poco de la manta.

Y en medio de este tsunami, no el de Cataluña, sino el de la corrupción en su partido, tiene ya prácticamente pactada la ley de amnistía con el prófugo Puigdemont. A ver cómo le garantiza que esa ley le amparará, después de que la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo, por unanimidad, haya decidido abrir una causa al prófugo de Waterloo por posibles delitos de terrorismo, respaldando por tanto la tesis del tan denostado, por el sanchismo y sus socios parlamentarios, juez de la Audiencia Nacional, Manuel García-Castellón.

Pedro no contaba con que la Justicia le plantara cara y fuera un muro de contención a su intento de destruir el Estado de derecho en España. Tampoco contaba con que, en la Unión Europea, gracias al trabajo de eurodiputados españoles del PP, de Ciudadanos y de VOX, fueran tomando conciencia del destrozo que el jefe del sanchismo está perpetrando, saltándose a la torera cuestiones que en la UE son importantes: corrupción, malversación de fondos públicos, delitos de terrorismo y conexiones con Rusia.

Se aprobará muy probablemente este jueves en la Comisión de Justicia el dictamen sobre la ley de amnistía, seguirá queriendo permanecer en el poder, pero ya nada va a ser igual para el jefe del sanchismo: la corrupción le acecha y más temprano que tarde tendrá que soltar lastre, soportar día sí y día también continuas informaciones que implican a gente suya. Ya sabemos que Pedro es un resistente, pero se ha descubierto que alguien que se consideraba un semidios es simplemente un ser mortal como los demás, de carne y hueso. Es vulnerable.

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A Pedro se le acabó la Baraka

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05.03.2024

Quien pensara que el jefe del sanchismo era alguien que, hiciera lo que hiciera, todo le sonreía; siempre salía triunfante; nadie le tosía; hacía lo que le daba la gana; tenía en su partido siervos en vez de militantes; utilizaba su formación política, a fuer de destrozarla, como una herramienta para conseguir su objetivo personal de permanencia en el poder; descalificaba de forma burda a quien no pensara como él, creando la fachosfera; se habrá llevado en estos últimos días una monumental sorpresa al comprobar que ese jefe del sanchismo es de carne y hueso, ha perdido la inmunidad de la que gozaba, es mortal, es vulnerable.

Es más, Pedro ha perdido la Baraka, término que procede del árabe clásico "Barakah" y que significa "bendición", "gracia especial divinal", y en Marruecos —país al que Pedro está últimamente muy ligado— es "la protección divina de la que disfrutan jerifes o morabitos".

Quizás, como sucede con todos los autócratas, la figura de Pedro estaba sobrevalorada por culpa de todos sus aduladores de dentro y de fuera de su partido, medios de comunicación y tertulianos dóciles y serviles al poder. Al fin y al cabo, si uno se para a pensar, el jefe del sanchismo llevaba una racha electoral como para salir corriendo: perdió por goleada las elecciones municipales y autonómicas del pasado 28 de........

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