La Metamorfosis de Narciso, uno de los cuadros más bellos de Salvador Dalí, narra desde su visión surrealista la leyenda de aquel hombre que de tan guapo como era, llegó a despreciar el amor a los demás; que de tanto quererse, acabó muriendo atrapado por las garras del reflejo en el agua de su propia imagen. Decía Luís Buñuel en una entrevista hacia el final de su carrera: «Mis raíces están, por supuesto, en el surrealismo, que influyó fuertemente en mí. El grupo de surrealistas no existe ya; sobre todo, actualmente no existe el surrealismo como tal. El surrealismo ha pasado a la vida». Algo de surrealista y narcisista germina en la sociedad actual casi sin darnos cuenta, pasando a la vida.

La línea que separa el mundo analógico del tecnológico es corta en el tiempo, pero larga en la distancia: los cambios son enormes y arrecian con demasiada rapidez. Se desdibuja un nuevo mundo, el de la sociedad digital, con sus cosas buenas y no tan buenas. Desnudamos nuestras vidas; ahogamos el pensamiento en el corto espacio de un tuit, vivimos en la inmediatez de un tiempo que se nos escapa sin parar a saborearlo, el valor se mide en likes. Nos gustamos; pero, ¿nos queremos?

No hace mucho descubrí a la historietista sueca Liv Strömquist. Una mujer que a través del ensayo ilustrado desgrana con brillantez -desde la perspectiva feminista y con base teórica- cómo afecta el neoliberalismo a la sociología del amor. Cómo se está abandonando el amor por los demás en el contexto de una sociedad que camina hacia un individualismo frenético. Por ejemplo, en No siento nada, Strömquist se pregunta por qué Leonardo DiCaprio tiene tantas novias, todas son modelos y sus relaciones son cortísimas. O, cómo la teoría de elección racional influye hacia una visión consumista de la vida que remata en la consideración de la otra persona como un producto. En lo que Byung-Chul Han ha explicado en La agonía del Eros como una ausencia de negatividad, de todo sentimiento negativo, que conduce a una positivación de la vida «que hace que el amor hoy se atrofie como un objeto de consumo y de cálculo hedonista». La nueva cultura del selfie también ayuda a ello, al desarrollo de cierto narcisismo social. En la constante trascendencia pública de la propia imagen, en ocasiones, en apariencia de una realidad transformada; o, si se prefiere, retocada. Es evidente que no estamos ante una situación o comportamiento socialmente generalizado, pero la tendencia advierte la importancia de no descuidar sus posibles consecuencias.

Recientemente, la Unión Europea ha aprobado la primera ley de inteligencia artificial del mundo ante la necesidad de regular las reglas con la que avanzará la sociedad tecnológica. Un gran paso frente a la importancia de desarrollar aquellas virtudes –que son muchas- que la IA ofrece, a la par que se protegen aquellos otros aspectos para los que pueda suponer un riesgo, un desafío, como los que tienen que ver con los derechos fundamentales. Un ejemplo de cómo el progreso es compatible con los valores que fundamentan las democracias; de la importancia de que existan instituciones como la Unión Europea que, con sus defectos y virtudes, están a la salvaguarda y el respeto de la esencia más fundamental que rige a las sociedades libres y tolerantes.

QOSHE - En la línea del selfie - Fernanda Escribano
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En la línea del selfie

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16.12.2023

La Metamorfosis de Narciso, uno de los cuadros más bellos de Salvador Dalí, narra desde su visión surrealista la leyenda de aquel hombre que de tan guapo como era, llegó a despreciar el amor a los demás; que de tanto quererse, acabó muriendo atrapado por las garras del reflejo en el agua de su propia imagen. Decía Luís Buñuel en una entrevista hacia el final de su carrera: «Mis raíces están, por supuesto, en el surrealismo, que influyó fuertemente en mí. El grupo de surrealistas no existe ya; sobre todo, actualmente no existe el surrealismo como tal. El surrealismo ha pasado a la vida». Algo de surrealista y narcisista germina en la sociedad actual casi sin darnos cuenta, pasando a la vida.

La línea que separa el mundo analógico del tecnológico es corta en el tiempo, pero larga en la distancia:........

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