U no de los reproches que quienes liberan tensiones en las redes sociales suelen hacer a los personajes públicos es el de mentir sistemáticamente. No los tachan de mitómanos, víctimas de la mitomanía, la patología que lleva a mentir compulsivamente y sin freno. Los acusan, usando términos más populares, de ser unos mentirosos compulsivos. Si ello es grave, la cosa se pone peor cuando algunos exaltados truecan el mentirosos compulsivos por mentirosos convulsivos y hasta impulsivos.

Compulsivo hace referencia a la compulsión, el impulso o la necesidad irresistible de hacer algo. Si un fumador compulsivo es el que no puede resistirse a encender un cigarrillo tras otro y un comprador compulsivo es quien hace compras sin tasa y sin necesidad, el mentiroso compulsivo es un personaje que miente continuamente. Del riesgo de confundir este compulsivo con convulsivo ya advierte el Diccionario panhispánico de dudas cuando recuerda que el segundo adjetivo hace referencia a convulsión, ‘contracción intensa e involuntaria de los músculos’ y ‘agitación o sacudida violenta, especialmente en la vida social’.

Esas confusiones son casos de malapropismo, el mal uso de los parónimos, palabras que tienen entre ellas una relación o semejanza, sea por su etimología o solamente por su forma o su sonido, como se ve en nadar en la ambulancia por nadar en la abundancia. Al que más se recurre para ilustrar estas prevaricaciones idiomáticas es el estar en el candelabro por estar en el candelero, que acuñó Sofía Mazagatos. No se quedó muy atrás Carmen Sevilla en esta confesión: «Soy mayor, pero no tanto como para ser del Parque Jurídico».

Felipe González tachó a Paqual Maragall de gota malaya, cambiando la bota empleada por los torturadores de aquella etnia por la gota del tormento chino. Recordamos a un personaje que explicaba que uno de sus mayores placeres era pasear por el puerto, pero precisaba que no podía acercarse al borde del muelle porque le daba vértice. Aunque peor es lo que sufre un famoso que revela que lo que le dan pánico son los surimis como el que arrasó la costa japonesa en el 2011.

Pero ahora, en vísperas de elecciones, toca buscar al guía, todo un desecho de virtudes, el cirujano que nos arregle las hernias fiscales y nos lleve a una nueva arcadia.

QOSHE - Mentirosos convulsivos - Francisco Ríos
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

Mentirosos convulsivos

3 0
11.02.2024

U no de los reproches que quienes liberan tensiones en las redes sociales suelen hacer a los personajes públicos es el de mentir sistemáticamente. No los tachan de mitómanos, víctimas de la mitomanía, la patología que lleva a mentir compulsivamente y sin freno. Los acusan, usando términos más populares, de ser unos mentirosos compulsivos. Si ello es grave, la cosa se pone peor cuando algunos exaltados truecan el mentirosos compulsivos por mentirosos convulsivos y hasta impulsivos.

Compulsivo hace referencia a la compulsión, el impulso o la necesidad irresistible de........

© La Voz de Galicia


Get it on Google Play