Cuando formalizó y consolidó su posición al frente de Podemos, un joven Pablo Iglesias aseguró que «nosotros estamos dispuestos a liderar contradicciones». Y lo hizo. La realidad hoy es que la afirmación de Iglesias quizá podría suscribirla el ya elegido presidente Pedro Sánchez, que utilizó el debate de investidura para intentar convencernos de que nadie está tan preparado como él para liderar y superar las contradicciones al frente del Gobierno. Algo con lo que no logró que aumentase el sosiego, al soliviantar sobre todo a quienes no han terminado de entender tanta generosidad consigo mismo. Porque Sánchez logró por esta vía cumplir su claro objetivo de presidir el Gobierno de España, tras conseguir el voto de unos partidos no precisamente españolistas.

La realidad de fondo era que las fuerzas nacionalistas vascas y catalanas habían condicionado la investidura de Pedro Sánchez con sus exigencias. El lendakari Íñigo Urkullu había pedido un pacto territorial que reinterprete la Constitución, y el presidente del PNV apuntó que estaban «ante una oportunidad histórica». Los independentistas de Junts y de ERC también insistieron en que estaban ante «una ocasión de oro» (ERC díxit). Lo cual no dejó de causar inquietud y preocupación en el conjunto del Estado.

El PSOE advirtió que no sería posible un acuerdo si Junts insistía en un referendo de autodeterminación, porque Sánchez sabe que hay límites que no se deben sobrepasar. Quizá por esto bien podría decirse que el PSOE no ha estado muy acertado al desdeñar todo posible acuerdo con el Partido Popular. En cualquier caso, no es fácil determinar si el ya presidente del Gobierno está avistando todos los peligros que pueden habitar en el horizonte. Porque hasta ahora Sánchez solo había dejado ver con claridad su casi obsesiva determinación de gobernarnos. Ahora que ya ha sido investido, la pregunta sigue siendo si logrará conciliar y reencauzar la confusa situación actual.

En cualquier caso, parece haber llegado la hora de dejar de jugar con fuego. Sánchez tiene la obligación de arrojar luz sobre nuestra realidad política, aunque esto ya no parezca ser su especialidad. No obstante, sabemos que no le falta experiencia y que, justo por ello, tiene la obligación de intentar acertar en lo que importa. A ver.

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Liderando contradicciones

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20.11.2023

Cuando formalizó y consolidó su posición al frente de Podemos, un joven Pablo Iglesias aseguró que «nosotros estamos dispuestos a liderar contradicciones». Y lo hizo. La realidad hoy es que la afirmación de Iglesias quizá podría suscribirla el ya elegido presidente Pedro Sánchez, que utilizó el debate de investidura para intentar convencernos de que nadie está tan preparado como él para liderar y superar las contradicciones al frente del Gobierno. Algo con lo que no logró que aumentase el sosiego, al soliviantar sobre todo a quienes no han terminado de........

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