Somos muy amigos de las sentencias inapelables. Juzgamos en redes y tertulias de forma sumarísima. Pronosticamos decadencias irreversibles. Nos indignamos (sobre todo en Twitter, terreno abonado a la trinchera y al blanco y negro) y damos por enterrados a aquellos que abandonan el candelero o el ojo del huracán. Luego llega la vida y te da sorpresas. El muerto se fue de cañas. Y aún podrá disfrutar de muchas parrandas.

Pongamos un ejemplo. La pasada semana tuvo un enorme impacto en la opinión pública la constatación de que Joe Biden es «una persona mayor con mala memoria». Conocimos, por un documento oficial, varios lapsus escandalosos. Él echó más leña al fuego al intentar desmentir su senilidad y confundir a los mandatarios de México y Egipto.

Rápidamente surgieron los profetas del regreso triunfal de Trump. Se olvidaron de reseñar que también se lía con frecuencia al hablar y que solo es un poco menos viejo que Biden, pero mucho peor persona. Y que cuenta con un historial delictivo que incluye abusos sexuales y procesos por golpismo (vaya duelo estelar por la presidencia de Estados Unidos). También obviaron reseñar que nadie votó al demócrata en el 2020 por su exultante juventud. Y que sus errores son legendarios: en el 2008, en su primer acto de campaña juntos, presentó a Obama como «Barack América». Y se quedó tan pancho.

QOSHE - Decadencias irreversibles - César Rodríguez
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Decadencias irreversibles

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16.02.2024

Somos muy amigos de las sentencias inapelables. Juzgamos en redes y tertulias de forma sumarísima. Pronosticamos decadencias irreversibles. Nos indignamos (sobre todo en Twitter, terreno abonado a la trinchera y al blanco y negro) y damos por enterrados a aquellos que abandonan el candelero o el ojo del huracán. Luego llega la vida y te da sorpresas. El........

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