La victoria rusa en la cruenta batalla de Avdíyivka es un punto de inflexión en la guerra, tanto militar como políticamente. Avdíyivka era una fortaleza construida por ingenieros británicos en 2014, que resistió todos los ataques desde entonces. Desde allí se bombardeaba Donetsk y se dificultaba la ocupación de una de las provincias anexadas por Rusia. Estaba defendida por las mejores tropas con el mejor equipamiento. Aun así, Zaluzhni, el carismático jefe del ejército ucraniano recién destituido por Zelenski, planteaba una retirada ordenada porque se dio cuenta de que la nueva táctica rusa no era la de Bajmut. No eran oleadas suicidas de soldados como hacía la empresa Wagner, sino la utilización de la superioridad armamentística, que Rusia ha conseguido en el aire y en la artillería de largo alcance tras desarrollar su complejo militar industrial.

Los rusos sometieron Avdíyivka a una continua lluvia de bombas de una tonelada, con salvas diarias de misiles de todo tipo y enjambres de drones dirigiendo una artillería con reservas ilimitadas de munición. Tras destruir las defensas enviaban fuerzas especiales en pequeños grupos para ocupar el terreno. Aún así tuvieron grandes pérdidas porque Ucrania se defendió con todo. Pero era insostenible. Zelenski, necesitado de demostrar a la OTAN algunos resultados, reemplazó a Zaluzhni por Sirski, que en Bajmut ordenó luchar hasta el final, aunque luego no fue así. Intentó hacer lo mismo en Avdíyivka hasta que se fue hundiendo la resistencia y las unidades se rendían o dejaban sus puestos.

Cuando al final ordenó la retirada era demasiado tarde, estaban rodeados y fue una desbandada caótica, con comandantes locales negociando su rendición. Consecuentemente, las tropas rusas aprovecharon para seguir avanzando y pasar al ataque en gran parte del frente, en particular en el sur, en Robótine, abriendo camino hacia Zaporiyia; hacia el oeste amenazando Chásiv Yar; y en el norte, en Kreminná y Kúpiansk, recuperando parte del terreno perdido en la ofensiva ucraniana.

Las fuerzas ucranianas están cavando trincheras y minando campos para pasar a la defensiva. Tras haber movilizado a 900.000 soldados, ahora Ucrania necesita movilizar a otros 500.000 por las enormes pérdidas de ambos bandos. Y la población ya está cansada y se resiste a enviar a sus hombres a morir.

Rusia tiene todo el tiempo del mundo porque las sanciones han hecho poca mella en su economía, que crece el doble que la Unión Europea. Y reforzada por Corea del Norte e Iran, sus fábricas producen anualmente miles de drones y misiles y 60.000 obuses, cinco veces más que la OTAN. Rusia no puede perder la guerra y tal vez puede ganarla. Y si Trump fuera presidente, pactaría con Putin.

¿Cuántas decenas de miles de vidas humanas y de personas amputadas hacen falta para llegar a la inevitable negociación? Que necesariamente implica paz por territorio y nuevos acuerdos de seguridad. La narrativa actual de la OTAN es imaginaria y peligrosa. Porque la diferencia entre Hitler y Putin es que los nazis no tenían armas nucleares.

QOSHE - Ucrania: negociar o morir - Manuel Castells
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

Ucrania: negociar o morir

7 1
24.02.2024

La victoria rusa en la cruenta batalla de Avdíyivka es un punto de inflexión en la guerra, tanto militar como políticamente. Avdíyivka era una fortaleza construida por ingenieros británicos en 2014, que resistió todos los ataques desde entonces. Desde allí se bombardeaba Donetsk y se dificultaba la ocupación de una de las provincias anexadas por Rusia. Estaba defendida por las mejores tropas con el mejor equipamiento. Aun así, Zaluzhni, el carismático jefe del ejército ucraniano recién destituido por Zelenski, planteaba una retirada ordenada porque se dio cuenta de que la nueva táctica rusa no era la de Bajmut. No eran oleadas suicidas de soldados como hacía la empresa Wagner, sino la utilización de la superioridad armamentística, que Rusia ha conseguido en........

© La Vanguardia


Get it on Google Play