De vez en cuando, el mundo se asoma al abismo y frena su ímpetu para despeñarse. Ha habido momentos en que parecía que el planeta podía suicidarse. Uno de los momentos en que la Tierra estuvo a punto de saltar por los aires fue en la crisis de los misiles, en plena guerra fría. Fue el 27 de octubre de 1962, el llamado sábado negro, cuando John F. Kennedy estuvo a punto de ordenar un ataque aéreo sobre Cuba, al descubrir un avión espía estadounidense la existencia de misiles soviéticos en territorio cubano. La respuesta hubiera sido el contraataque con las armas nucleares que el comandante soviético en La Habana tenía bajo su control. Afortunadamente, el teléfono rojo entre Moscú y Washington funcionó en el último momento y Kennedy y Nikita Jruschov accedieron a negociar una salida. La prueba más clara de que la crisis se salvó en el último minuto es que el presidente de Estados Unidos tenía escrito el discurso dirigido a los estadounidenses si se desencadenaba la tercera guerra mundial. El borrador se encuentra en el archivo de la biblioteca presidencial, en Boston.

Biden, en la 'situation room' el domingo, tras el ataque de Irán a Israel, hablando con los líderes del G7, en una imagen del Twitter de la Casa Blanca

Las grandes potencias han decidido volver a la guerra fría y se está viviendo otro momento de esos que el mundo no se merece. Afortunadamente, el presidente Joe Biden consiguió, con la mediación de Turquía, que la respuesta de Irán por el ataque de Israel a su consulado en Damasco, en el que murió un alto general, se retrasara para poder contrarrestar sus efectos.

Israel contó, aparte de sus defensas, con la colaboración de aviones de combate de EE.UU., el Reino Unido y Jordania para que Irán pudiera salvar la cara, sin causar apenas daños. El problema no ha concluido porque Israel quiere responder al lanzamiento de drones y misiles sobre su espacio aéreo, aunque la Casa Blanca ya ha advertido que no desea una guerra con Teherán.

Nelson Mandela decía que no basta con querer la paz, sino que se debe creer en ella. Pero la paz ha perdido prestigio como concepto. El mundo necesita un rearme intelectual, más que armamentístico, en favor de la paz. O ponemos freno a esta locura o más pronto que tarde los dinosaurios volverán a poblar la Tierra.