La escena me resultó entrañable, todo lo entrañable que puede ser ver como dos veinteañeros –ella y él– se te cuelan en la cola del escáner de un aeropuerto, ayer, en Gran Canaria.

Aprovechando la lentitud de un pasajero en despojarse del cinturón, la cartera, las monedas, el ordenador y la chaqueta, una joven ganó el hueco con esa habilidad de quien, como todos, ha venido a comerse el mundo y supone que los adultos entorpecen su salto a la fama. Con desparpajo y rapidez, colocó sus pertenencias en una bandeja y avanzó al premioso. Su acompañante, un chaval, acaso pareja, tuvo más pudor y se fue donde correspondía, el final de la fila.

–Esto no acaba así...

La cabeza del joven debió empezar a darle la brasa. ¿Qué pensará de mi, cuando aparezca minutos más tarde, por no haberla imitado en su determinación y habilidad para colarse? ¿Dirá que soy tonto, flojo o bobo?

Y cometió el error previsible, el que casi todos los hombres hemos cometido alguna vez: ser lo que no es. Trató de plantar su bandeja delante de las mías. Entre guardar la cola como hizo inicialmente y ahorrarse alguna pulla de la chica o no defraudarla, optó por lo segundo.

Cuando se disponía a colocar su bandeja, avance las mías y se quedó sin espacio, en un lastimoso fuera de juego. Seguro que pensó: encima, si me ve mi chica... Allí estaba nuestro pasmo y no de Triana, fuera de la cola, ridículo con su bandeja y sin opción porque ya estábamos ante el escáner.

De repente, recordé que también yo he hecho cosas que no debía por agradar a una mujer. Y sin descartar las que haremos. Así que, machista que es uno, le cedí el hueco, ostensiblemente. Se le notaba avergonzado y ni fue capaz de articular un “¡gracias!”, no por maleducado sino por el bochorno que –lo sé– sentía.

Perdí de vista el reencuentro tras el escáner. Pobre chaval, ¡lo agotador que debe ser tratar de no defraudar a tu pareja cuando ella se cuela por su cara bonita y tú eres un legal que ni se lo sabe montar ni está cómodo. Ay, esa sensación de calzonazos. Ese sacar la lengua en un aeropuerto a buena mañana.

Y lo peor es que, tarde o temprano, ella lo dejará por otro.

QOSHE - Todo por las novias - Joaquín Luna
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Todo por las novias

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21.02.2024

La escena me resultó entrañable, todo lo entrañable que puede ser ver como dos veinteañeros –ella y él– se te cuelan en la cola del escáner de un aeropuerto, ayer, en Gran Canaria.

Aprovechando la lentitud de un pasajero en despojarse del cinturón, la cartera, las monedas, el ordenador y la chaqueta, una joven ganó el hueco con esa habilidad de quien, como todos, ha venido a comerse el mundo y supone que los adultos entorpecen su salto a la fama. Con desparpajo y rapidez, colocó sus pertenencias en una bandeja y avanzó al premioso.........

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