Despido el año con íntima satisfacción: termina mi mandato presidencial en la comunidad de vecinos. Un año convulso. Al ascensor le ha dado por averiarse, frente al inmueble hay un voyeur que graba por las noches –ahí no he podido hacer nada, desestimada la opción de un sicario económico– y empezamos en enero con un robo –en mi casa, la sede presidencial– y hemos terminado el año con otro.

El sábado sonó el timbre a las siete de la tarde. ¿Sería Laura Dern vestida de abogada de paso por Barcelona (uno de mis despropósitos para el 2024)? Abro y veo a dos Mossos arrodillados, observando el bajo de la puerta, como si mirasen a Cuenca, pero no: están haciendo pesquisas. Me he salvado del robo por dormir en casa todas las noches, a diferencia de las víctimas (una pareja anglo-argentina con dos niños). Todos dan por hechos que la autoría corresponde a una banda extranjera.

Y hablando de Camus. A los ancianos del barrio les da por pasear con cuidadoras latinas. La estampa es tierna, pero me entristece: no me imagino a Laura Dern en el papel, las cosas como son.

El sábado por la noche, boxeo. Tres de los cuatro combates amateurs los ganan marroquíes. Desde Ben Ali, el Gallo de Melilla , no había visto boxear bien a tantos magrebíes afincados. Si hay un deporte noble y de la “cultura del esfuerzo” es el de las dieciséis cuerdas.

El domingo 31, poco antes de la cena, me percato de que falta Vichy. Yo no concibo la vida ni una Nochevieja sin Vichy, esa bebida que todos ningunean antes de cenar y a la que todos se encomiendan después. Cruzo la calle y, como siempre, el tendero de Pakistán –al principio se hacía pasar por indio– está allí, pegado a su móvil, del que salen unas voces de película en la que un tío con mostacho se liga a una huerfanita de la caridad con fines matrimoniales.

Ni me vigila: hay confianza. Al final será cierto lo de “amigo”, el trato que también me dispensan los vendedores de flores ambulantes, capaces de colocarme una rosa aun cuando ceno con mi hijo. Aunque algunos roben y unos pocos atraquen, sin inmigrantes esto de España sería otra cosa, más sosa. Soy de los que firman el trato.

QOSHE - Nos roban, nos cuidan - Joaquín Luna
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

Nos roban, nos cuidan

6 0
02.01.2024

Despido el año con íntima satisfacción: termina mi mandato presidencial en la comunidad de vecinos. Un año convulso. Al ascensor le ha dado por averiarse, frente al inmueble hay un voyeur que graba por las noches –ahí no he podido hacer nada, desestimada la opción de un sicario económico– y empezamos en enero con un robo –en mi casa, la sede presidencial– y hemos terminado el año con otro.

El sábado sonó el timbre a las siete de la tarde. ¿Sería Laura Dern vestida de abogada de paso por Barcelona (uno de mis despropósitos........

© La Vanguardia


Get it on Google Play