Hace tiempo que un suceso no resultaba tan desolador: el triple crimen de los hermanos Gutiérrez Ayuso en su pueblo, Morata de Tajuña, tras endeudarse hasta límites insospechados por amor... a dos desconocidos.

“Te están timando”. Se lo dijeron muchas veces, se les olvidó muchas más. No es José Agustín Goytisolo, es el meollo de un asunto más viejo que la humanidad. El halago nos hace vulnerables; el halago amoroso, ciegos, sordos... y encima tercos. ¿Por qué no iba miss Luxemburgo a enamorarse locamente de mí, bajito, asalariado y quinielista, pero con una belleza interior, allá por el bazo, de esas que baje Dios y lo vea?

Las dos hermanas asesinadas se empeñaron hasta las cejas para ayudar a sendos novios virtuales, apuestos y lejanos, cuyos mensajes zalameros causan rubor. Y pagaron con su vida –y la de un hermano discapacitado– esa espiral de deudas, tan contraria al sentido común y los consejos de amigos y enemigos. “Te están estafando”. Lo malo de enamorarse contra corriente es que las advertencias refuerzan la insensatez hasta el punto de que pueden llegar a percibirse como envidia. ¿A qué vecina de Morata de Tajuña no le hubiese gustado un idilio formal y cristiano con un oficial y caballero americano calcado al general Edward Wesley Clark y su amigo, caído en combate en Afganistán?

Vendieron un piso, remitían sus pensiones casi íntegras, sablearon a quien se pusiera a tiro y entraron en un túnel que tan cruelmente ha terminado con sus vidas, exentas acaso de emociones. Habrá que ver quién las mató, posiblemente por unas deudas cuyos causantes –los estafadores cibernéticos– jamás comparecerán ante la justicia. En estos casos, dan ganas de creer en la justicia divina porque hay estafadores y estafadores, y aquellos que abusan de los sentimientos de las mujeres solas –llámenme machista– son de los peores (a los hombres, en cambio, cuando cometen estas tonterías, se les da encima un cachete y pobre del que se haga la víctima).

Nota: no hay como las redes y las plataformas para detectar a quien presume de vida social y muere a diario de soledad.