Cada vez que habla Carles Puigdemont –y anoche habló una hora en Elna, un pueblo del sur de Francia–, pienso en los votos que le va a costar a Pedro Sánchez allí donde el PSOE concurra a unas elecciones, que es no solo en Catalunya sino en toda España. Cuando le presenten la cuenta –ciertas facturas siempre llegan–, no se yo si habrá hecho un buen negocio y dejado una buena herencia al PSOE.

Durante una hora, lo de menos fue que Puigdemont confirmase su candidatura a la Generalitat el 12 de mayo. Se trata de otro episodio electoral, uno más desde que vivimos en bucle, y ya se verá en las urnas el peso de cada cual.

Carles Puigdemont este jueves en Elna

Lo de más es que la gobernabilidad dependa de alguien como Puigdemont, no porque sea buen o mal político –un estadista nunca lo ha sido, un Mandela tampoco– sino porque detesta al país que preside Sánchez. Basta con escucharle en días “dialogantes” como ayer –las redes ya dejan constancia de su visión de España en los días no dialogantes–, para darse cuenta de que todo lo que no sea darle la razón, la parecerá antidemocrático, represivo y totalitario.

Carles Puigdemont odia España. ¡Qué le vamos a hacer! La vida de las personas y los pueblos está llena de odios o de amores. Anoche me pareció la encarnación de un nacionalista en estado cachondo: todos nuestros males se deben a un enemigo (España). Por tanto, hay que romper cualquier relación y el futuro será mágico. Naturalmente, Puigdemont habla en nombre de una patria celestial cuya mayoría de habitantes –contados una y otra vez en las elecciones– le resultan invisibles. ¿Catalán y español? Imposible. No pot ser!

Aparte de los ridículos llamamientos a la unidad del independentismo –bajo su liderazgo– y digo ridículos porque cada año aumenta la fractura, Puigdemont disfrutó de lo lindo prometiendo que seguirá haciendo pasar a España por el tubo, como lo demuestran –dijo– los acuerdos de Bruselas y las negociaciones en Suiza ante un mediador internacional.

Si Pedro Sánchez confiaba en que le agradecerían su apuesta, los conoce poco. Y a tragar, señor presidente. Menos mal que las urnas pueden bajar humos.

QOSHE - Cuando habla Puigdemont... - Joaquín Luna
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Cuando habla Puigdemont...

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22.03.2024

Cada vez que habla Carles Puigdemont –y anoche habló una hora en Elna, un pueblo del sur de Francia–, pienso en los votos que le va a costar a Pedro Sánchez allí donde el PSOE concurra a unas elecciones, que es no solo en Catalunya sino en toda España. Cuando le presenten la cuenta –ciertas facturas siempre llegan–, no se yo si habrá hecho un buen negocio y dejado una buena herencia al PSOE.

Durante una hora, lo de menos fue que Puigdemont confirmase su candidatura a la Generalitat el 12 de mayo. Se trata de otro episodio electoral, uno........

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