La justicia ha dictado sentencia sobre Dani Alves y no seré yo quien, a diferencia de su excompañero Gerard Piqué, considere que debería pasarse más años entre rejas. O pudrirse hasta el resto de sus días en una celda. Caso cerrado.

Como ya sucedió con la condena e ingreso en prisión de Iñaki Urdangarin, uno se congratula de la justicia de este país, tan severamente atacada día sí, día también en los medios y la esfera política, desde donde se transmite la idea de que estamos en manos de unos personajes siniestros, togados y caprichosos que hacen lo que les da la gana.

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No hace tantos años, tengo la impresión de que Dani Alves habría salido impune y de rositas, tapado incluso desde el propio FC Barcelona y con la complicidad social de todos –acaso incluso yo–. He aquí un mérito incuestionable del feminismo. De tantas mujeres. Y, sobre todo, de las que sin presumir y arrogarse o rentabilizar dicha condición nos hicieron ver, granito a granito, tantas torpezas masculinas, entre las que, eso sí, nunca figuró dar por minucia una violación.

Acaso sea machismo decir –pero así lo pienso– que muchos hombres hemos sido los primeros en exigir severidad con quien abusa de una mujer y la viola, aprovechándose, rastreramente, de que va bebida o cosas por el estilo. Nunca nos hizo falta una ley que dejase claras las cosas...

Dani Alves, condenado a 4 años y medio de cárcel por violación

Ni la fama ni el dinero han salvado al futbolista del Barça de esta condena y de la condición de violador que se ganó aquella noche del 30 de diciembre del 2022 en la discoteca Sutton a costa de una joven que nunca debió quedarse en un reservado dada la actitud babosa del futbolista. Nadie está diciendo que aquella permanencia justifique en lo más mínimo la violación, pero sí que el caso debería servir para alertar sobre la “cultura de los reservados”.

Carezco de conocimientos legislativos para opinar si son pocos o muchos los años de la condena. Ojalá la víctima rehaga su vida, celebro que su identidad haya sido preservada y lamento que Alves tuviese otra cara de la cordial y simpática que transmitía. Y una vez haya cumplido la pena, deseo que sea un hombre nuevo.