El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, ha resucitado la idea de que la ciudad tenga un alcalde de noche –no confundir con el pito del sereno– y está dispuesto a ceder la bicoca a quien pacte con él.

Y digo bicoca porque en una Barcelona sin apenas noche, a lo sumo viernes y sábados, su alcalde podrá tomarse unos gintonics en horas de servicio, sermonear a los adolescentes –“yo también fui joven como vosotros y mira”– y aún imponer algún tema casposo a los dijeis (sueño húmedo de todo español con dos copas).

A la noche moribunda de Barcelona ya sólo le falta una “autoridad competente” nombrada por el mismo Ayuntamiento que peina, inspecciona y putea a todos los locales nocturnos de Barcelona con un celo digno del Chicago de los años veinte. De modo que más que alcalde de noche, el buen hombre o la buena mujer tendrá por cometido levantar acta de defunción o asestar la puntilla aunque, en apariencia, alguien –alguien que no conozca la burocracia o ignore el peso electoral de la tercera edad y eso de que el ruido es tortura– pueda ver una luz de esperanza. Ninguna ciudad que aspire a capital de algo cierra de once de la noche a seis de la mañana...

A Jaume Collboni hay que agradecerle una forma barcelonesa de ejercer el cargo, sin muchos aspavientos ni experimentos redentores, pero tampoco es cuestión de hacernos trampas al solitario, tal que cuando el Ayuntamiento adquirió El Molino con la excusa de preservar... ¡la Barcelona canalla! ¡Pero si abogan por convertir el cap i casal en un erial nocturno! A los hechos me remito...

¿Cómo puede esperar alguien que Barcelona disponga de locales nocturnos de primer nivel internacional, elegantes y de buen gusto? ¿Invertir un pastón, arriesgar y que a la segunda noche la administración local empiece a hacerte la vida imposible?

Si un día llega a existir el “alcalde de noche” –cosa que dudo– ya imagino que su principal y penoso cometido será escuchar, atender y mimar al vecino rondinaire, ese que se queja de todo, al que todo le molesta y aspira a la Barcelona de la pandemia, con su silencio, sus trinos y aquel vacío existencial.

QOSHE - Alcalde de... ¿qué noche? - Joaquín Luna
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Alcalde de... ¿qué noche?

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18.01.2024

El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, ha resucitado la idea de que la ciudad tenga un alcalde de noche –no confundir con el pito del sereno– y está dispuesto a ceder la bicoca a quien pacte con él.

Y digo bicoca porque en una Barcelona sin apenas noche, a lo sumo viernes y sábados, su alcalde podrá tomarse unos gintonics en horas de servicio, sermonear a los adolescentes –“yo también fui joven como vosotros y mira”– y aún imponer algún tema casposo a los dijeis (sueño húmedo de todo español con dos copas).

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© La Vanguardia


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