Todos los gobiernos tienen políticas de promoción económica. Podemos llamarla política industrial si entendemos que no nos referimos solo a fabricar objetos físicos, sino, en realidad, a cualquier actividad económica. Sería de un dogmatismo extremo negar la relevancia, y la conveniencia, de la política industrial. Pero también sería de una candidez extrema pensar, o actuar, como si cualquier política industrial fuera buena.

Por mi parte tiendo a interesarme en proyectos que recaen en algunas categorías específicas. Por ejemplo, aplaudo los esfuerzos de la Fira por convertir Barcelona en un gran centro internacional de convenciones, con éxitos como el Mobile o el ISE. Sin embargo, sin pretender ser exhaustivo, en este artículo me concentraré en tres categorías. Naturalmente, eso no implica entusiasmo por cualquier proyecto que se incluya en ellas. Quiere decir solo que son proyectos que merecen, en mi opinión, ser analizados con especial atención, pero también rigor, para determinar si sería indicado un empuje público. Siempre, claro, dentro de la legalidad europea.

1. Proyectos de impacto en regiones no centrales. La actividad económica tiene tendencia natural a la concentración, incluso más allá de lo económicamente justificado (decimos que puede ser productora de externalidades negativas). Por tanto, puede ser aconsejable ayudar a dispersar la actividad. Vigilando siempre por el mantenimiento de la eficiencia productiva y la competitividad externa. Un casino en el área metropolitana de Barcelona no añadiría nada. En el área metropolitana de Tarragona, con su potente clúster turístico, podría tener un impacto positivo.

2. Unidades corporativas globales o, como mínimo, europeas. Con esta expresión me refiero a unidades de empresas multinacionales que desde Catalunya trabajen para toda la compañía y no simplemente para las operaciones comerciales en España. Son unidades que tienen el potencial de generar trabajos muy cualificados con buenos sueldos, y por lo tanto de ayudar a retener y atraer talento, lo que tiene un efecto multiplicativo sobre la economía. Pero cuidado: no siempre es así. No es igual lo que genera HP en Sant Cugat que un call center de una plataforma digital.

3. Proyectos de concepción estratégica autóc­tona y potencialmente generadores de propiedad intelectual ( IP) valiosa. Para ser concreto: en el Perte Chip, orientado para que España tenga un papel en la política europea de autosuficiencia estratégica, tendremos dos tipos de proyectos: por un lado, instalaciones subsidiarias de multinacionales que producirán en España, pero no generarán conocimiento nuevo en España. Crearán empleo y pueden tener un impacto regional positivo. Por otro, empresas y centros concebidos estratégicamente en nuestros entornos y que generarán y retendrán IP, por más que para desarrollarse tengan que articular alianzas internacionales. Ha de haber de las dos categorías, pero a mí me hacen vibrar más el alma las segundas. De hecho, fomentarlas es un objetivo sobre el que conviene que se orienten las políticas de investigación e innovación. Un buen precedente de esta práctica, y una magnífica realidad, es Idiada en el sector del automóvil. Necesitamos muchos más éxitos como este. También hago constar que la sostenibilidad futura del sistema de salud puede ser muy ayudada si tenemos IP. Pienso, por ejemplo, en el segmento de las terapias adelantadas y emergentes.

QOSHE - Política industrial para hoy - Andreu Mas-Colell
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Política industrial para hoy

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02.01.2024

Todos los gobiernos tienen políticas de promoción económica. Podemos llamarla política industrial si entendemos que no nos referimos solo a fabricar objetos físicos, sino, en realidad, a cualquier actividad económica. Sería de un dogmatismo extremo negar la relevancia, y la conveniencia, de la política industrial. Pero también sería de una candidez extrema pensar, o actuar, como si cualquier política industrial fuera buena.

Por mi parte tiendo a interesarme en proyectos que recaen en algunas categorías específicas. Por ejemplo, aplaudo los esfuerzos de la Fira por convertir Barcelona en un gran centro internacional de convenciones, con éxitos como el Mobile o el ISE. Sin embargo, sin pretender ser exhaustivo, en este artículo me concentraré en tres categorías. Naturalmente, eso no implica entusiasmo por cualquier proyecto que se incluya en........

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