Ha pasado casi un año desde que la albiceleste de Leo Messi ganó el Mundial de Qatar, una victoria deportiva que hizo explosionar de alegría aquel inmenso país del Cono Sur americano. Ahora, cuando aquella euforia remite y solo quedan los recuerdos de lo más memorable, Argentina vive sumida de nuevo en un escenario político desalentador.

Argentina es para los argentinos el mejor país del mundo y… el peor. Cómo se puede explicar que un lugar que suscita tanta autoestima sea, a la vez, un rompecabezas social y político en el que faltan o sobran piezas, del que se sabe que nunca encajará.

Una inacabable avalancha de cine argentino explica lo que ellos opinan de sí mismos. Unas veces en clave de comedia y otras en drama, el mensaje es que están tan enamorados de lo suyo, como implacables son con ellos mismos. Y esa es una sensación difícil de entender desde Barcelona, una ciudad que ama a Argentina y en la que viven, según el padrón municipal a primeros del 2023, 41.097 argentinos nacionales, nacionalizados españoles y con otra nacionalidad.

Una serie televisiva, Nada, es la última joya argentina. Se trata de un trabajo de Apple TV, que aúna la comedia con el drama, dirigido por Mariano Cohn y Gastón Duprat. Además de una cinematografía excepcional y un guion inteligente, está la magnífica actuación de su protagonista, Luis Brandoni. Y por si fuera poco, Nada cuenta con Robert De Niro como narrador. Un crítico gastronómico muy célebre en Buenos Aires, Manuel Tamayo Prats, interpretado por Brandoni, nos adentra en la vida porteña, y un amigo suyo, el novelista neoyorquino Vincent Parisi (De Niro), da fe de las extraordinarias cualidades de Buenos Aires y sus gentes. Las redes sociales están explotando estos días la idea que De Niro desarrolla en Nada: “Nueva York no es la única ciudad que nunca duerme. También está Buenos Aires”.

Vean la serie y veamos qué ocurre el próximo día 19 en el balotaje de las elecciones. Los analistas predicen que, pase lo que pase, no será del todo positivo. Ante esa perspectiva y la idea añadida de que Argentina forme parte de los no alineados (Brics) habrá que pensar que las malas sensaciones de los argentinos están venciendo a las buenas. Y esa es una pésima noticia para ellos y para todos los que les quieren.