Viejo tema, recurrente y alarmante ahora último. Es que durante el 2023 tuvimos menos nacimientos por año en una década. En China se ha vuelto caro tener niños aun cuando años atrás los limitaban a uno solo, en Ucrania por guerra y emigración, en España han llegado a los niveles más bajos de Europa, y, en general, desde los 60 una vez que el “baby boom” de la Postguerra se frena. Aunque, vea usted, ya antes, en 1940, Gregorio Marañón le dedica al tema parte del ensayo “El pánico del instinto”, en Tiempo Viejo y Tiempo Nuevo, en un contexto otra vez de guerras. Terminada la guerra civil en España, y reiniciándose un segundo desvarío europeo, de nuevo mundial y fratricida ideológico (maldición que hoy no cede).

Así y todo, curiosamente, ni siquiera las guerras le parecen lo crucial, pues, el temor a ellas, también a revoluciones “más crueles y estúpidas”, puede que sirva para evitarlas (aun cuando el temor subsista). Tampoco resultan suficientes esos otros pretextos o síntomas a los que se recurre como excusa: falta de medios económicos, epidemias, egoísmo de los padres, degeneración moral, emancipación de la mujer, directrices religiosas que dejan de importar, proliferación de métodos anticonceptivos, incluso abortos. Hay que ir más al fondo. Lo realmente grave en que debe uno fijarse, según este médico y hombre sabio, es más vago y anormal, tratándose de una psicosis colectiva de corte apocalíptico que antecede a guerras y hace detonar una reacción defensiva de la especie humana. En concreto una “angustia ante el porvenir... sin saber por qué”, que así como lleva a individuos a querer suicidarse, en este caso al afectar a muchos, resulta que es “la humanidad angustiada”, en potencia toda, la que “propende a extinguirse, a suicidarse también”.

Marañón no se anda con rodeos. Si de inclinación suicida hablamos, de nada sirven -agrega- “los medios que se intentan para evitar la despoblación de los países, porque ninguno de ellos desciende hasta la entraña de los motivos verdaderos”. Para ponerlo a tono con lo que se ha estado discutiendo en estos días y en lenguaje actual, mire, no se saca nada alarmando con que no habrá jóvenes que puedan pagar pensiones a viejos, o generando políticas para promover la fecundidad. No si usted no pone atención en esto otro más profundo. Es decir, si no se trabaja en serio para evitar la locura generalizada que hemos estado provocando, manifiesta de distintas maneras: fuga de capitales, ciudades en manos de mafias, afán por irse del país cuando desde siempre en América es aquí a donde se migra, el odio parido y reivindicacionista que nos tiene queriendo acogotarnos unos a otros, instituciones en ruinas, y la nulidad, cuando no intrascendencia crónica de quienes nos gobiernan. Resuelvan estos atascaderos y verán que sube la natalidad.

Por Alfredo Jocelyn-Holt, historiador

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Columna de Alfredo Jocelyn-Holt: Descenso de la natalidad

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03.02.2024

Viejo tema, recurrente y alarmante ahora último. Es que durante el 2023 tuvimos menos nacimientos por año en una década. En China se ha vuelto caro tener niños aun cuando años atrás los limitaban a uno solo, en Ucrania por guerra y emigración, en España han llegado a los niveles más bajos de Europa, y, en general, desde los 60 una vez que el “baby boom” de la Postguerra se frena. Aunque, vea usted, ya antes, en 1940, Gregorio Marañón le dedica al tema parte del ensayo “El pánico del instinto”, en Tiempo Viejo y Tiempo Nuevo, en un contexto otra vez de guerras. Terminada la guerra civil en España, y reiniciándose un segundo desvarío europeo, de nuevo mundial y fratricida ideológico (maldición que hoy no cede).

Así y todo,........

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