El exgobernador Carlos Caicedo está ad portas de confirmar el triunfo de su partido Fuerza Ciudadana en la Alcaldía de Santa Marta. De concretarse, sumado a la victoria en Gobernación, Caicedo se ratificará como el hombre más poderoso del Magdalena.
El político de izquierda se echó al hombro, en solo 12 días, la campaña a la Alcaldía de Santa Marta. Renunció a su cargo de gobernador para promover a su exfuncionario, Jorge Agudelo, desconocido en la ciudad y que tuvo que lanzarse cuando el CNE revocó la candidatura de Patricia Caicedo, hermana del exgobernador.
Su victoria, por menos de 300 votos, aún está en suspenso porque falta resolver cientos de reclamaciones que hicieron sus adversarios en el escrutinio.
De confirmarse sería el cuarto periodo del caicedismo, 16 años mandando en la Alcaldía de Santa Marta. Y en la Gobernación Caicedo ganó ampliamente con su principal pupilo, Rafael Martínez, y será el segundo periodo gobernando.
Los triunfos del ambicioso líder de izquierda se explican por una mezcla de opinión, con la utilización de lo público para hacer política. Como los clanes que dice combatir, Fuerza Ciudadana también incurre en prácticas de la política tradicional.
Su éxito ratifica la debacle de la derecha y los clanes tradicionales que gobernaron por décadas el departamento. Además, cimienta un proyecto político de izquierda distinto e independiente del Pacto Histórico, con una estructura vertical en torno a él.
El 31 de agosto, el entonces gobernador Carlos Caicedo inauguró lo que llamó la Ruta de Expogestión del Cambio. Fueron una especie de rendición de cuentas en una decena de municipios, incluido Santa Marta, en la que Caicedo resaltó los logros de su gestión, anunció algunas obras que iniciaron licitación o que arrancaba el proceso de ejecución.
Esa fue una movida con la que Caicedo -imputado por corrupción– impulsó la campaña de Rafael Martínez a la Gobernación del Magdalena, que le ganó con el 50 por ciento de la votación (306 mil votos) a los dos candidatos de la clase política tradicional, Mallath Martínez y Franklin Lozano.
En la primera Expogestión, en el municipio de El Banco, Caicedo puso la primera piedra para la construcción de una sede universitaria, y anunció la construcción de un colegio y el acueducto.
Durante esos eventos, Caicedo también entregó unas seis mil bicicletas, 600 máquinas de coser y 1.500 becas educativas para educación técnica y universitaria. Los programas siempre tenían alusión al “cambio”, la palabra con la que Caicedo ha identificado a su proyecto político. “Las modistas del cambio” o “las becas del cambio”.
Las Expogestión en los municipios eran literalmente una fiesta. La Gobernación de Caicedo llevaba a artistas vallenatos de lujo: Peter Manjarrés, La Banda del 5, Diego Daza y Farid Ortiz.
Ortiz, conocido como “El Rey de los Pueblos” y autor de la célebre canción El Vendaval, hasta cantó en uno de los eventos institucionales el apoyo a Rafael Martínez.
“Antes de eso uno iba a los pueblos y la favorabilidad no estaba beneficiando a Fuerza Ciudadana para nada. Pero una vez salió Carlos a entregar obras, a poner primeras piedras, a arrancar licitaciones, la cosa cambió. Caicedo le pavimentó la victoria a Rafa”, dijo una fuente de Fuerza Ciudadana que habló a condición de no ser citada.
En un sentido similar, en esos últimos meses de campaña, la Gobernación ejecutó el programa “De paseo por el Magdalena”, que llevó a unos cinco mil adultos mayores de paseo por Santa Marta.
La estrategia incluyó alianzas con candidatos tradicionales en alcaldías municipales y hasta en Asamblea y concejos. De hecho, Opinión Caribe publicó un video de Martínez pidiendo votar por candidatas del partido de La U a Asamblea y Concejo, aun cuando Fuerza Ciudadana llevaba listas propias.
Aunque Caicedo utilizó es estrategia en plena campaña electoral, la utilización de lo público para fortalecer su movimiento se ha visto durante la era caicedista en Santa Marta y el Magdalena.
En Fuerza Ciudadana conciben la militancia como parte de la gestión pública, le explicó hace un tiempo a La Silla uno de sus líderes. Es decir, prefieren contratar personas con militancia en Fuerza Ciudadana, su partido.
Con ese argumento, los eventos de Fuerza Ciudadana o las protestas del caicedismo siempre están repletas de contratistas de las entidades públicas que manejan. Así llevaron cientos de contratistas para agasajar a Petro cuando fue elegido presidente o movilizaron a cientos de contratistas a protestar en la Asamblea cuando los diputados les negaron proyectos a Caicedo.
“Hay dos clases de contratistas: la militancia, que obvio se les ayuda con contratos para que pueda alimentarse esto. Y los que no son de la militancia, pero son de los aliados, los aliados de los diputados, de los concejales, ellos tienen unos cupos”, dijo una fuente caicedista.
Incluso, La Silla ha detallado que funcionarios de la Gobernación del Magdalena participan abiertamente en eventos políticos. En el 2020, el secretario de Educación Luis Guillermo Rubio fue expositor de una convención de Fuerza Ciudadana en Bucaramanga.
Pero más allá de los contratistas y funcionarios, el caicedismo ha ejecutado programas sociales en comunidades pobres que sirven para fortalecer la presencia estatal. Por ejemplo, el programa La Feria de la Equidad, que realizan tanto la Alcaldía de Santa Marta como la Gobernación.
Son jornadas en la que la Alcaldía o Gobernación llegan a barrios o municipios a ofrecer ayudas nutricionales, asesorías jurídicas, atención primaria en salud, servicios de odontología y acceso a servicios educativos y recreativos.
Un político tradicional aliado del caicedismo dice: “Ellos se toman un barrio, llevan Sisben, Salud, Registraduría. La gente se acerca, les facilitan los trámites. Y eso lo hacen todos los días, no solo en épocas electorales”.
Eso contrasta con lo que pasa en los políticos tradicionales del Magdalena. “Nosotros en la derecha somos muy pocos lo que hacemos la política ya, los que salimos, los que atendemos a la gente, los que hacemos favores, los que hacemos obras comunitarias”, dice la fuente.
En Gobernación los dos candidatos de la política tradicional quedaron lejos del caicedista Martínez. Y en Alcaldía, pese a un escenario favorable por los golpes jurídicos a Fuerza Ciudadana, no pudieron derrotar al candidato del caicedismo (al menos hasta la primera fase del escrutinio).
“Lo que Magdalena acaba de ver es la sepultura del establecimiento político tradicional. Como dice la canción de Diomedes Díaz ‘Ya no queda nada de aquel amor tan grande’”, dice Hernando Escobar, excongresista conservador y veedor ciudadano. “Ellos le fallaron a la gente. El desangre de lo público era un hecho de proporciones siderales”.
Pese al aceite de la maquinaria de Caicedo, los inconvenientes que tuvo Fuerza Ciudadana para llevar candidato a la Alcaldía de Santa Marta, obligaron a Caicedo a renunciar a la Gobernación e impulsar en 12 días a un alfil desconocido.
El 28 de septiembre, Carlos Caicedo hizo el último evento de la Expogestión del Cambio, fue un evento gigante en el estadio de fútbol de Santa Marta. Dos semanas después, Caicedo renunció al cargo de gobernador y salió a hacer campaña.
Su partido Fuerza Ciudadana había sufrido un duro golpe: la candidatura de su hermana Patricia Caicedo fue recovada por el CNE por el vínculo familiar con el gobernador.
La tarea era compleja. Elegir al plan B: Jorge Agudelo, exsecretario de Hacienda de Caicedo en la Gobernación. Un hombre de confianza de Caicedo, pero desconocido en la ciudad.
Caicedo empezó a recorrer los barrios de Santa Marta con Agudelo y Rafael Martínez e hizo megaeventos en tarima con ellos. El primero fue uno que llamó Festival Ciudadano Contra la Retoma Mafiosa.
“Estoy aquí, en otra tarima, pero ahora en condición de ciudadano para luchar junto a ustedes contra la mafia, contra la corrupción, contra la delincuencia organizada de estos clanes que históricamente nos humillaron y saquearon esta tierra”, dijo Caicedo en el evento político.
Fuerza Ciudadana es un partido que gira en torno a la figura de Caicedo, y que haya salido a hacer campaña explica el triunfo de una figura desconocida como Agudelo. Eso a pesar del poco tiempo de campaña y de que el registrador nacional Alexander Vega afirmó, días antes de las elecciones, que la candidatura de Agudelo fue revocado, información desmentida por un juez.
“Esta elección demostró que Fuerza Ciudadana construyó una empresa en torno a esto. Eligieron a un candidato desconocido en pocos días. A Agudelo hay partes donde tú lo llevas y te preguntan ‘Ñerda ¿quién es este man?’”, dice un político local aliado del caicedismo.
En cuestión de días, en la ciudad quitaron la publicidad y las vallas invitando a votar por Patricia Caicedo. Las reemplazaron por las de Jorge Agudelo con Rafael Martínez, algunas con la figura de Caicedo al fondo.
Esa es una estrategia repetida en Fuerza Ciudadana. El año pasado, la publicidad de las listas de Fuerza Ciudadana a Congreso era la imagen de los candidatos con una camisa blanca que tenía estampada la imagen de Caicedo.
En el mismo sentido, candidatos a diputados, concejo y ediles tenían publicidad con el rostro de Caicedo. En su primera elección local como partido, Fuerza Ciudadana sacó tres concejales, dos diputados y ocho ediles.
Y Caicedo tiene un rol activo en cada uno de los procesos de Fuerza Ciudadana, como lo ha sido el escrutinio en Santa Marta. El exgobernador denunció supuesto plan de fraude de la derecha para alterar el proceso. Desde allí, el 3 de noviembre, dio declaraciones rodeado de congresistas de izquierda: “Quieren provocar un clima de presunta alteración del proceso, pero evidentemente esto se ha superado con el proceder correcto de los jueces escrutadores”.
Y a la par de su papel en los escrutinios, Caicedo ha seguido liderando eventos de la Gobernación, aunque ya no es gobernador. El 8 de noviembre, en calidad de “invitado” Caicedo le entregó la indumentaria deportiva a jóvenes del Magdalena en el marco de los Juegos Nacionales.
Si se confirma su triunfo en Alcaldía, serán cuatro años más de Fuerza Ciudadnana mandando en Santa Marta y Magdalena con un discurso de cambio. Un cambio que tiene aún grandes debes en pobreza, educación, acceso al agua potable y con prácticas políticas similares a las que en el pasado cuestionó.
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