El alcalde Dumek Turbay acaba de elegir a fichas de los grupos de su primo y senador Lidio García y del exsenador Vicente Blel (condenado por parapolítica) como alcaldes de localidades en Cartagena. Son nombramientos importantes que le aseguran buenas relaciones con la clase política local que es poderosa en el Concejo.
Cartagena tiene tres localidades, y en cada una el alcalde distrital debe nombrar a alcaldes locales. Son apetecidas por los políticos porque manejan un presupuesto autónomo de siete mil millones de pesos anuales, tienen contacto permanente con las comunidades y un periodo fijo de cuatro años.
Los nombramientos hacen parte de algunos espacios de poder que Turbay les ha entregado a las dos principales casas políticas de la ciudad. Aun así, esas cuotas siguen siendo minoritarias en comparación con otras administraciones e, incluso, con su mandato en la Gobernación de Bolívar (2016-2019), por lo que Turbay arrancó su mandato con independencia y un amplio margen de maniobra para conformar a su gabinete con personas de su confianza.
De las ternas enviadas por la Junta Administradora Local, Turbay eligió a Frank Ricaurte, como alcalde de la localidad Histórica y del Caribe Norte, a Alexis Valerio, alcalde de la localidad de la Virgen y Turística, y a Yucelis Garrido alcalde de la localidad Industrial y de la Bahía.
Ricaurte es un exdiputado que ha hecho política con el grupo del senador Lidio García. Valerio fue director financiero de la Tesorería en la gobernación de Vicente Blel Scaff y sobrino de la concejal Luz Marina Paria, a cuya campaña aportó financieramente.
Esos nombramientos le sirven a Turbay para mantener alineados a dos políticos que tienen poder económico y político para afectar su gobierno. “Dumek no tiene obligación con ellos, él lo que busca es tranquilidad para gobernar. Gobernar con Lidio y Blel en contra es complejo”, dice un curtido político local cercano a Turbay.
Entre otras cosas, tener a esas dos casas políticas de su lado, le sirve a Turbay para gobernar con un Concejo amigo. Los Blel tienen cinco concejales de su línea (distribuidos en los partidos Conservador, ASI y Cambio Radical) y García tiene dos concejales en el Liberal. Esas relaciones se reflejan en que 15 de los 19 concejales se declararan de gobierno.
El poder de los Blel en el Concejo hizo elegir al conservador David Caballero de presidente y de personera a Eliana Simancas, ambos de ese clan.
Las alcaldías locales no son lo único que le ha entregado Turbay a esas poderosas casas políticas. En la Escuela Taller, una dependencia que busca preservar los patrimonios, nombró a Sandra Schmalbach, que ha hecho política con los Blel y fue secretaria de la Mujer en la gobernación de Vicente Blel Scaff.
Por otro lado, Turbay también ha nombrado funcionarios cercanos al senador liberal Lidio García. En la dirección del Departamento Administrativo de Tránsito y Transportes (Datt) está José Ricaurte, un reconocido alfil de grupo de Lidio García.
En la Secretaría de Educación, en la subdirección Administrativa y Financiera, nombró a Waldy Seluan, ficha de García y excandidato liberal a la Alcaldía de Mahates.
Pese a los vasos comunicantes evidentes, el alcalde Turbay niega que sean cuotas. Según le dijo a La Silla Vacía, la relación armónica con el Concejo se da porque “desde que estamos en campaña hemos dicho que nuestro propósito ha sido trabajar unidos para avanzar (…) hemos recibido a todas las personas que tienen como meta que Cartagena avance, sin importar su corriente política”.
Aunque escasa, esa representación política en su gabinete sí existe. En todo caso, Turbay sí ha logrado mantener un gabinete mayoritariamente de personas cercanas y con hojas de vidas destacadas.
En campaña, Turbay se posicionó como candidato fuerte sin el respaldo de la clase política tradicional y desprestigiada de Cartagena. Solo al final, y por la puerta de atrás en el caso de los Blel, llegaron a su campaña.
Esa independencia y fuerza propia le han permitido hacer un gabinete con pocos lazos con los políticos. Eso contrasta con su mandato en la Gobernación de Bolívar, donde llegó al poder por el apoyo de los clanes, y les entregó 11 dependencias a políticos locales, según registró La Silla en su momento.
Su gabinete actual tiene personas de su entera confianza en secretarías claves como la del Interior, Privada y Participación y en entidades con el Instituto Distrital de Deporte y Recreación (Ider). También está rodeado de asesores de su círculo que juegan un papel clave, como Rodolfo Díaz, que fue uno de los estrategas de la campaña de Turbay.
También hay funcionarios muy cercanos a los gremios y con destacados estudios. Es el caso de la secretaria de Hacienda, María Camila Salas, exdirectora de competitividad regional de la Cámara de Comercio y máster en Dirección de Marketing y Comercio Internacional. Similares perfiles hay en la Corporación de Turismo y en la Empresa de Desarrollo Urbano de Bolívar (Edurbe).
También hay perfiles más ligados a la academia, como el del secretario de Planeación, Camilo Rey, doctor en Geografía de la Universidad de Kentucky y con experiencia en investigación académica. Eso le permite al alcalde tener un control de su presupuesto, de su plan de gobierno, y de la gestión del día a día, que está relativamente resguardada de la voracidad burocrática.
En los próximos meses se sabrá si la clase política cartagenera se mantiene satisfecha con la representación en el gobierno de Turbay o si hacen nuevas exigencias. En la Cartagena política ya hay versiones de que los clanes están expectantes por puestos en las dependencias de Salud y Educación. En esta última, ya hay un alfil importante de Lidio García.
Hace cuatro años Turbay terminó su gobernación de pelea con García y Blel, está por verse si la historia se repite.
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