Laura Sarabia volvió a sentarse en la oficina donde se convirtió en la mujer más poderosa del gobierno Petro. Es la más cercana al despacho del presidente y está conectada por un corredor interno de unos 10 metros, la distancia que simboliza su acceso privilegiado al jefe del Estado, el activo escaso que la convirtió en una funcionaria indispensable.

Pero Sarabia regresa con más funciones a su cargo como directora del Dapre. Supervisará el día y la noche del presidente. Por sus manos pasarán la agenda de Petro, su seguridad, las principales órdenes al gabinete de ministros y el mapa de la burocracia que aceita los votos y garantiza los acuerdos en el Congreso, el “computador de palacio”. “Es la administradora del capital político del presidente”, dice un alto funcionario del gobierno, quien ha trabajado con Sarabia, quien pidió la reserva de su nombre.

Por eso su regreso levanta expectativas sobre todo en el Congreso. Reemplaza en el cargo a Carlos Ramón González, nuevo director de Inteligencia, un político ideológicamente alineado con Petro y marcado por representar a su partido, el Verde. “Laura tiene más capacidad de interlocución, sobre todo con los sectores políticos tradicionales. Esta es su prueba de fuego”, dice Gabriel Becerra, representante del Pacto Histórico por Bogotá.

Los legisladores anticipan una interlocución con una funcionaria que tiene la confianza sin fisuras de Petro, pese a sus escándalos judiciales y sus roces con los ministros. Su presencia emana el poder que le otorga el “acceso a una respuesta inmediata” de un presidente parco, sin una comunicación fluida con su equipo, como dice la fuente del alto gobierno. Y, sobre todo, el respeto de una clase política y empresarial que sabe que está frente a una mujer joven, de 29 años, pero no ante una novata.

Sarabia vuelve mientras el gobierno muestra que necesita de los partidos tradicionales para aprobar sus reformas en el Congreso. El nombramiento de la administradora Luz Cristina López como ministra de Deportes fue la señal más clara. La hoja de vida de López fue presentada por el representante Alfredo Ape Cuello, quien lidera al grupo de conservadores cercanos al gobierno. El objetivo del gobierno es seguir dividiendo a la bancada goda. Los conservadores tienen 15 senadores, claves para aprobar este semestre las reformas sociales.

Los posibles aliados del gobierno en el Congreso esperan que Sarabia sea otro puente para pactar con el gobierno. Dos razones de su historia personal alientan esa expectativa.

La primera, su pasado en el Congreso. Sarabia fue asesora del partido de La U. Luego estuvo durante cinco años en la UTL de Armando Benedetti, quien la llevó a la campaña presidencial de Petro, desde donde acumuló los resultados y la confianza para convertirse en la mujer poderosa del gobierno.

Tiene un conocimiento del funcionamiento del legislativo desde sus engranajes más pequeños, y conserva relaciones para moverse con versatilidad. “Ella sigue manteniendo contacto con la bancada”, dice un congresista de La U, aliado del gobierno, quien pidió la reserva de su nombre por las divisiones internas de su partido.

La segunda razón es su acceso directo al presidente. Eso se traduce, según el congresista de La U, en una mayor capacidad para cumplir con acuerdos burocráticos. Esa potencial cualidad de Sarabia contrasta con la menor efectividad que ha mostrado el actual ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, para garantizar mermelada por votos, pese a que durante su mandato se ha mantenido abierto el canal con los conservadores y se les ha entregado puestos a liberales aliados.

“Laura tiene dos ventajas en el gobierno: Petro le responde rápido y le consulta decisiones”, dice el alto funcionario del gobierno que trabajó con Sarabia. “No es la única que las tiene, claro. Las tiene el canciller Leyva y Carlos Ramón González. Pero pocos más”.

Las diferencias con el estilo de González, ahora en el DNI, también despiertan simpatía en el Congreso.

Sarabia, a diferencia de González, sigue trabajando con el nivel de detalle de una burócrata especializada: la mando medio que debe llevar a la realidad las órdenes y los deseos de sus superiores. González, en cambio, es un político profesional y un dirigente nacional que delega sus tareas en una corte de asesores. “Si tú le preguntas a Carlos Ramón te va a direccionar con una de sus asesoras. Laura tiene las respuestas”, dice un alto funcionario del gobierno, quien trabajó con ambos en Palacio y pidió la reserva de su nombre.

Pero la llegada de Sarabia también genera inquietud en el Congreso. Particularmente en dos sectores.

Uno, el partido Verde. Con la salida de González en el Dapre, los verdes pierden su principal ficha en Palacio y en la primera línea de las negociaciones políticas del gobierno. También pierden su principal puerta de entrada a su burocracia. “Muchos sienten que perdieron meses de negociaciones con Carlos Ramón. De promesas que siguen sin cumplirse”, dice un congresista verde, quien pidió la reserva de su nombre para evitar conflictos con uno de los líderes de su partido.

Y el otro sector inquieto es la oposición. Los opositores a Petro piensan que los recientes movimientos del gabinete muestran a un gobierno decidido a aprobar las reformas cueste lo que cueste. “Este gobierno no improvisa. No está tan débil como la gente cree. Y les sobra mermelada para comprar conciencias”, le dijo a la Silla el senador David Luna, de Cambio Radical.

Si Petro es el político audaz que, tras una carrera de 30 años, unificó al progresismo y a un sector de la política tradicional para alcanzar la Presidencia, liderando la campaña nacional más exitosa de la izquierda, Sarabia es la gestora que debe garantizar que ese capital acumulado no se dilapide más. Debe invertir con prudencia y efectividad el poder que le han entregado para administrar.

“Siente una gran atracción por el poder y es consciente de la importancia de lo que maneja. Sabe que el tiempo del presidente es un activo valioso y conoce en detalle los intereses de quienes le piden una reunión”, dice un alto funcionario del gobierno, cercano a Sarabia, quien pidió la reserva de su nombre.

Para gestionar el capital político del presidente, Sarabia ha explotado al máximo las virtudes que la convirtieron en mano derecha y confidente de Benedetti, hoy embajador, con quien se enemistó luego de la filtración de unos audios en las que la señaló de estar involucrada en las irregularidades de la financiación de la campaña de Petro a la Presidencia.

Dos de esas virtudes son su “férrea disciplina” y su destreza para elegir personas “operativas” en su equipo, según tres fuentes que trabajaron en distintos momentos con Sarabia.

“Es respetuosa de las ideas políticas de las personas. Lo importante para trabajar con ella es ser responsable y tener la capacidad de resolver”, le dijo a La Silla María Elena Romero, jefa de prensa del Departamento de Prosperidad Social (DPS), quien trabajó como asesora de comunicaciones de Enrique Peñalosa, acérrimo rival político de Petro, durante su última alcaldía en Bogotá (2016 – 2019).

“Elige personas técnicas. Gente capaz y obsesiva con lo que hace. No necesariamente de izquierda. Personas que entienden bien el Estado. Desde la importancia de un discurso hasta la ejecución de un operativo de seguridad: cómo se cuadra un avión, cuánta gasolina se necesita. De eso Laura se rodea muy bien”, dice el alto funcionario del gobierno. “Tiene una gran habilidad para conocer a las personas y explotar sus talentos”, agrega Romero, del DPS.

Esa capacidad para comprender el carácter de los demás también la ha destacado entre sus jefes. “En su momento, se convirtió en una persona muy importante para Benedetti. Supo entenderlo para luego organizarle su vida. Una vida voluble y excesiva, como su personalidad”, dice un asesor que trabajó para el entonces senador, quien pidió la reserva de su nombre para evitar conflictos con ambos. “Fue, además, muy discreta con su vida personal. Ese fue su éxito con Benedetti”.

La discreción con los secretos de los poderosos es justamente otra de las virtudes que le reconocen a Sarabia. “Tiene un carácter reservado, como de una persona que trabaja en inteligencia. Una espía”, dice el alto funcionario del gobierno. “Tiene un alto nivel de desconfianza compartiendo información sobre el presidente. Incluso con su equipo”.

El 13 de febrero, seis días antes del anuncio del regreso de Sarabia, el Dapre promulgó un decreto en el que asume competencias de seguridad frente a la agenda del presidente y la vicepresidente. Esta es una función que González no tenía, y que Sarabia ha cumplido para Petro en dos oportunidades: cuando fue la secretaria privada durante su campaña a la presidencia y luego como su jefa de despacho. Consiste, entre otras cosas, en organizar la logística de sus viajes y todos sus desplazamientos.

Con esas nuevas funciones, la prudencia de Sarabia cobra un gran valor dentro del primer círculo de Petro. Desde el escándalo de Sarabia-Benedetti existe un temor por la filtración de un vídeo íntimo del presidente, en manos del embajador, grabado en Cartagena durante la campaña. Un temor que ha ido tomando piso con el regreso de Benedetti al gobierno, quien parece estar blindado por la información que supuestamente tiene para chantajear a Petro.

El presidente volvió a asumir el costo político de poner a su lado a una funcionaria cuestionada. Sarabia responde con la promesa de oxigenar su gobierno. Su peculiar combinación de eficiencia, lealtad a toda prueba, hermetismo de puertas para adentro y pragmatismo con todos los demás estará, de nuevo, puesta a prueba.


QOSHE - Ansias en el Congreso por el regreso de Laura Sarabia a Presidencia - Edgar Quintero Herrera
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Ansias en el Congreso por el regreso de Laura Sarabia a Presidencia

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26.02.2024

Laura Sarabia volvió a sentarse en la oficina donde se convirtió en la mujer más poderosa del gobierno Petro. Es la más cercana al despacho del presidente y está conectada por un corredor interno de unos 10 metros, la distancia que simboliza su acceso privilegiado al jefe del Estado, el activo escaso que la convirtió en una funcionaria indispensable.

Pero Sarabia regresa con más funciones a su cargo como directora del Dapre. Supervisará el día y la noche del presidente. Por sus manos pasarán la agenda de Petro, su seguridad, las principales órdenes al gabinete de ministros y el mapa de la burocracia que aceita los votos y garantiza los acuerdos en el Congreso, el “computador de palacio”. “Es la administradora del capital político del presidente”, dice un alto funcionario del gobierno, quien ha trabajado con Sarabia, quien pidió la reserva de su nombre.

Por eso su regreso levanta expectativas sobre todo en el Congreso. Reemplaza en el cargo a Carlos Ramón González, nuevo director de Inteligencia, un político ideológicamente alineado con Petro y marcado por representar a su partido, el Verde. “Laura tiene más capacidad de interlocución, sobre todo con los sectores políticos tradicionales. Esta es su prueba de fuego”, dice Gabriel Becerra, representante del Pacto Histórico por Bogotá.

Los legisladores anticipan una interlocución con una funcionaria que tiene la confianza sin fisuras de Petro, pese a sus escándalos judiciales y sus roces con los ministros. Su presencia emana el poder que le otorga el “acceso a una respuesta inmediata” de un presidente parco, sin una comunicación fluida con su equipo, como dice la fuente del alto gobierno. Y, sobre todo, el respeto de una clase política y empresarial que sabe que está frente a una mujer joven, de 29 años, pero no ante una novata.

Sarabia vuelve mientras el gobierno muestra que necesita de los partidos tradicionales para aprobar sus reformas en el Congreso. El nombramiento de la administradora Luz Cristina López como ministra de Deportes fue la señal más clara. La hoja de vida de López fue presentada por el representante Alfredo Ape Cuello, quien lidera al grupo de conservadores cercanos al gobierno. El objetivo del gobierno es seguir dividiendo a la bancada goda. Los conservadores tienen 15 senadores, claves para aprobar este semestre las reformas sociales.

Los posibles........

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