Estimado Juan José.
De la misma, por demás poco precisa manera que llaman “autopista” a la doble calzada entre Pereira y Manizales, también se le ha dado el apelativo de “Feria” a la actividad Taurina de la ciudad, que se celebra a principios de cada año, la cual se encuentra compuesta por unas corridas de Toros que en este dos mil veinticuatro cumplieron sesenta y nueve ediciones.
Y hago esta comparación, algo “pedrera” si se quiere, porque llamar autopista a una vía que no posee berma ni áreas de descanso, que no le exige retiro a las construcciones que a sus costados se han levantado, que acepta sobre su paramento la presencia de sancocherías, talleres de mecánica, tenderetes o “puestos” con venta de alimentos perecederos, que admite ingresos directos desde la vía hacia propiedades rurales y parcelaciones, es un claro de ejemplo de la muy colombiana costumbre de no llamar las cosas por su nombre.
Dentro de ese orden de ideas también llaman Feria a la actividad taurina anual, cuando según el diccionario de la Real Academia de la Lengua una feria es un “mercado de mayor importancia que el común, en paraje público y días señalados” o también se le da el sentido de “paraje público en que están expuestos los animales, géneros o cosas para su venta”. Como vemos, en sentido estricto una feria es un espacio en el cual se desarrollan básicamente actividades comerciales, sobre los diversos bienes que pueden ser comerciados.
Bien se sabe que el nombre de Feria de Manizales, para referirse tanto a la parte taurina como a la de las festividades fue traído de la madre patria, de Sevilla específicamente, por Óscar Hoyos Botero y compañía cuando visitaron esa bella ciudad andaluza en época de fiestas y conocieron “El Real de la Feria”. Adicionalmente asistieron a las corridas de Toros que en la Real Maestranza de Caballería se celebraban al mismo tiempo que había regocijo público en el Real. Enamorados de esas fiestas quisieron transportarlas a su Manizales del Alma y supongo que llegaron a saber que en realidad el espacio llamado “el Real la Feria” en sus inicios fue una verdadera feria de ganado.
Resulta simpático conocer la razón de este nombre tan peculiar que salió de la circunstancia de cuando en sus inicios, para llagar hasta el lugar en donde se instalaba, se debía cancelar “un real” como tarifa única a los cocheros. De ahí viene la denominación de “Real de la Feria”. Con el tiempo, tanto el progreso como las costumbres y necesidades de las gentes fueron cambiando y el Real dejó de ser una feria ganadera para convertirse en un recinto más de actividad social y comercial que otra cosa y a las corridas de Toros, que por esos días hacían parte de las fiestas abrileñas, se las fueron incorporando al nombre de Feria de Sevilla, al punto que hoy en día los taurinos contemplan la Feria de Abril sevillana como una sola unidad bajo el cobijo tanto del Real como de las corridas que durante esas festividades se programan.
En el recinto ferial sevillano se ven los mozos y mozas recorrer las calles, bien sea en carretas bellamente adornadas o en sus primorosas jacas, todos trajeados a la usanza, haciendo altos para beberse un fino frío en alguna de las muchas casetas que de coloridas lonas se arman a lado y lado del paseo principal. Y fue esto precisamente lo que Botero y sus amigos quisieron traer para Manizales, creando así un espacio con sabor andaluz en la ciudad. Para ello, instituyeron el desfile de las Carretas del Rocío, que una vez creado el Reinado Nacional del Café invitaba a las diferentes “misses” vestidas con trajes típicos andaluces, a desfilar por la ciudad montadas en las muy “locales” carretas del rocío. Fue así como con el tiempo estas Ferias y Fiestas se convirtieron en unas de la más atractivas para el turismo tanto nacional como internacional.
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21.01.2024

Estimado Juan José.
De la misma, por demás poco precisa manera que llaman “autopista” a la doble calzada entre Pereira y Manizales, también se le ha dado el apelativo de “Feria” a la actividad Taurina de la ciudad, que se celebra a principios de cada año, la cual se encuentra compuesta por unas corridas de Toros que en este dos mil veinticuatro cumplieron sesenta y nueve ediciones.
Y hago esta comparación, algo “pedrera” si se quiere, porque llamar autopista a una vía que no posee berma ni áreas de descanso, que no le exige retiro a las construcciones que a sus costados se han levantado, que acepta sobre su paramento la presencia de sancocherías, talleres de mecánica, tenderetes o “puestos” con venta de alimentos perecederos, que admite ingresos directos desde la vía hacia propiedades rurales y parcelaciones, es un claro de ejemplo de la muy colombiana costumbre de no llamar las cosas por su nombre.
Dentro de ese orden de ideas también llaman........

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