A una amiga que había pasado un tiempo largo en el hospital le pregunté qué era lo que más deseaba. Sin dudar, como si ya lo hubiera pensado, me contestó: mirar a la gente. No dijo viajar, divertirse o ir a un buen restaurante, sino observar a las personas, escucharlas. Y añadió para completar la lista de sus deseos: pasear por el campo y mirar a su perro corretear entre los árboles. En estos días de cambio de año, quien más quien menos repasa mentalmente el estado de su vida y se plantea qué puede hacer para mejorarla. Los psicólogos lo llaman el efecto del nuevo comienzo, una oportunidad para la introspección y el cambio de hábitos. Algunos, la mayoría, nos quedamos atrapados en ese efecto, fracasando una y otra vez en nuestros propósitos de enmienda, aunque sin perder la fe en que tener un objetivo y un plan para lograrlo pueda aumentar las probabilidades de éxito.

Empecé el año solo en casa, sin nadie a quien mirar. Puse música y, casualmente, la primera canción que sonó fue What Matters Most, de Ben Folds. Lo tomé como una señal. ¿Qué es lo más importante?, nos preguntamos cuando nos damos cuenta de que es más fácil saber lo que no queremos que lo que queremos. La canción no responde a la pregunta. Solo dice que se reconoce a un amigo verdadero porque cuando estamos con él, sabemos qué es lo más importante. La respuesta está en el simple hecho de hacerse esa pregunta.

¿Y cuáles son las cosas que más importan? Es un buen pensamiento para empezar el año. Vivir de manera reflexiva e inteligente. Escribir con sinceridad y un propósito espiritual. Estos eran los propósitos que se hacía Mary Oliver como persona, como poeta y como ciudadana. Disfrutar y cuestionar sin jamás asumir ni pisotear. Observar con pasión, pensar con paciencia, vivir con empatía. Recorrer el sendero «con la devoción heredada por la curiosidad y el respeto». En medio del estruendo de voces, la reflexión. Con la poesía, preservar cierta esencia del momento. Vivir «observando, observando y observando, viendo lo evidente y lo que hay más allá de lo evidente, cuestionando, admitiendo la incertidumbre, también la gracia, acomodaticios aquí, ferozmente inflexibles allá, reflexivos». Esperando el encuentro con la belleza. Honrar el mundo y la vida, sumergirse en ella, pero no de cualquier manera, sino conscientemente, por los caminos abiertos con nuestras mejores armas: la imaginación y la confianza, pues «en este universo se nos conceden dos regalos: la capacidad de amar y la capacidad de hacer preguntas, que son, a un tiempo, las llamas que nos calientan y las llamas que nos abrasan». Percibir y apreciar «el aguijonazo del momento, la llama de gratitud». Hacer caso al corazón. Escuchar de forma pausada y profunda, como hace mi amiga.

Estos son mis propósitos. Tal como quería Mary Oliver que fueran sus poemas, así me propongo que sean estos artículos. Que pregunten siempre algo y que la pregunta quede sin responder.

QOSHE - Lo que más importa - Enrique Arroyas
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Lo que más importa

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05.01.2024

A una amiga que había pasado un tiempo largo en el hospital le pregunté qué era lo que más deseaba. Sin dudar, como si ya lo hubiera pensado, me contestó: mirar a la gente. No dijo viajar, divertirse o ir a un buen restaurante, sino observar a las personas, escucharlas. Y añadió para completar la lista de sus deseos: pasear por el campo y mirar a su perro corretear entre los árboles. En estos días de cambio de año, quien más quien menos repasa mentalmente el estado de su vida y se plantea qué puede hacer para mejorarla. Los psicólogos lo llaman el efecto del nuevo comienzo, una oportunidad para la introspección y el cambio de hábitos. Algunos, la mayoría, nos quedamos atrapados en ese efecto, fracasando una y otra vez en........

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